Quiero añadir a lo que ya dije sobre el 9-N, el artículo adjunto de Jordi Evole sobre el mismo tema que publicó El Periódico al día siguiente y que creo que vale la pena leer.
Por cierto, la jornada fue tranquila y casi no hubo incidentes, pero uno de los pocos fue incluso divertido. En uno de los locales donde se votaba en Girona unos fascistas irrumpieron con la intención de reventar las urnas, pero con tan mala fortuna que detrás suyo entraron con intención de votar la mayor parte de los miembros del equipo de Rugby del G.E.I.E.G., y los exaltados salieron por piernas.
Como era de esperar y como aperitivo a la clara demostración de que lo de ayer no va a servir para que los que desde Madrid la han liado más gorda de lo que ya era tengan un ataque de inteligencia y madurez, continúan las amenazas e intimidaciones absurdas y el menosprecio por los hechos. Rajoy ya ha dicho que el gobierno considera las cifras irrelevantes y sin validez por falta de control, el mismo control que su mismo gobierno se encargó de prohibir. Algunas, pocas, de las críticas a lo multitudinario de la participación tienen algo de base, como los que aducen que votaron los jóvenes a partir de 16 años, pero las estimaciones indican que ese hecho aumenta el censo electoral en unos 500.000 votantes, lo que supondría, manteniendo los porcentajes de participación, que de los jóvenes entre 16 y 18 años votaron unos 180.000, lo que mantiene el número de votantes “normales” de la pseudo consulta bien por encima de los dos millones. En cambio nadie ha justificado las largas colas porque el número de locales donde votar era muy inferior al de unas elecciones normales. Pero sean cuales sean los comentarios, la pseudo consulta fue un éxito de tal nivel que en un país civilizado no gobernado por colonialistas imperiales sino por personas capaces de pensar, sería razón mucho más que suficiente para sentarse a discutir sin condiciones ni rendiciones incondicionales previas, la forma de solucionar el problema.
Tampoco estoy de acuerdo en que el número de votantes marca el techo del independentismo, que aunque fuese cierto estaría marcando un techo altísimo. El nacionalismo español ha cometido muchos y muy graves errores en relación con Catalunya y uno de ellos es generalizar el independentismo a todos los catalanes que no quieren la España Una, Grande y Libre, cuando en mi opinión, y creo que en la de muchos catalanes, la realidad es que somos una larga mayoría los que queremos un profundo cambio en las relaciones entre Catalunya y España que no necesariamente tiene que suponer la independencia, que entre los que así pensamos sería la muy última alternativa. Muchos de estos no fueron a votar, pero de continuar el inmovilismo, las barbaridades desde Madrid, o lo que sería peor y que aparentemente se está gestando, el triunfo político de la línea durísima contra Catalunya representada por Doña Cayetana, creo que para la mayoría de catalanes que así pensamos la última alternativa pasaría a ser la única.
Hablando de Doña Cayetana, creo que Libres e Iguales en realidad debería llamarse Libres e Insultantes, porque son incapaces de hacer nada que no esté plagado de graves insultos dirigidos a los independentistas, pero también, y sobre todo, a los catalanes en general. Ahora han publicado un video llamado “Gente que vive fuera” en que cuatro catalanes que viven en Madrid achacan su salida de Catalunya al clima irrespirable que el nacionalismo ha impuesto. Uno de los que en el video se hacen sus necesidades sobre Catalunya es Federico Jiménez Losantos, el que se fue porque unos nacionalistas catalanes le secuestraron y dispararon en la pierna en un caso que nadie investigó y que nadie recuerda. Pero es que al lado del mayor vomitador de insultos del país está Albert Boadella que en el video se despacha a gusto, y que en la presentación del video soltó barbaridades a puñados, desde “el gobierno debería tratar a Catalunya sin piedad” a los peores insultos imaginables dejando bien claro que se refería a los catalanes en general. Copié la reseña de las barbaridades que vomitó pero no la adjunto para evitar a mis paisanos el sumo cabreo que me llevé. Según Boadella, aparte tontos y profundamente estúpidos por habernos creído un montón de mentiras, los catalanes somos indignos, xenófobos, viles, estamos enfermos e incluso las personas más sensatas y cultas han sido afectadas por el virus, la cultura catalana no existe, es solo folclore barato y el idioma no se hablaba ni en las escuelas, y sigue una larga lista de mentiras y gravísimos insultos. De todas formas, después del cabreo inicial me calmé del todo porque todos sabemos que Boadella apoya incondicionalmente a quien le subvenciona y critica duramente a quien le niega la subvención. Mientras Jordi Pujol le pagó fue el padre de la patria y el día que le negaron la primera subvención pasó a ser poco menos que el diablo. Me ha extrañado que no nos califique de ladrones, aunque es comprensible que quien birló a sus colaboradores la propiedad intelectual de sus obras, por si acaso no vuelva a mencionar nunca el verbo robar. Además Boadella se equivoca porque aunque aplicar todos esos graves insultos y muchos otros incluso más graves a Catalunya y los catalanes era perfectamente comprensible y realista hace unos años, la potencia, idoneidad y virulencia de dichos insultos disminuyo enormemente hasta normalizarse el día en que los catalanes tuvimos la inmensa suerte de que Albert Boadella se largó a Madrid a trabajar como perro faldero de Esperanza Aguirre, muy bien subvencionado y ladrando hacia donde la señora ordene.
Por cierto, si aparecen Jiménez Losantos y Boadella juntos en una foto me la voy a guardar como demostración de que hay gente que lo que dijeron con vehemencia ayer no sirve para mañana, y no me estoy refiriendo a nada que tenga que ver con Catalunya.
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