Revista Cultura y Ocio
No sé cuándo se torció la cosa. Cuándo comencé a leer esos libros que leí y leo. Esos cómic. No sé por que me gustaba más estar en casa leyendo que ir a jugar e imaginar que con espadas de palo éramos piratas. Algo se torció. Me gustaba más esconderme. Pero, yo también jugaba al fútbol con dos piedras por portería. También a "las casitas" con las niñas y tomar el té. Y daba patadas con mis botas ortopédicas. Jo, como molaba eso. Pero no sé que pasó. Tal vez fue cuando me dijeron que jugara de portero. Coño. Vaya mierda jugar de portero cuando eres niño y juegas al fútbol. Te aburres como una ostra, y si te meten un gol, te daban de collejas. O fue porque también jugaba al fútbol con las niñas. No sé por qué no podía jugar al fútbol con las niñas. O fue porque me dieron dos "patá" que me hicieron reflexionar sobre la brevedad del tiempo. No sé. Sólo sé que yo también jugaba al fútbol de pequeño, y un día, dejé de hacerlo.