Revista Opinión

Yo lo escribí primero. ¿Plagio o simple coincidencia?

Publicado el 12 diciembre 2010 por Romanas

 Cada día hay más distancia entre los que saben mucho y los que saben poco, entre los que lo pueden todo y los que no pueden nada. Cada día son más los que obedecen ciegamente a unos pocos y es más profundo el vacío entre esos seres innombrables que ostentan el poder sin límite sobre nuestras vidas y la sociedad invertebrada que se mueve abajo como un ganado lanar. No obstante, existen unas reglas precisas para que la gente obedezca sin rebelarse, creyéndose libre. Ante todo hay que tener al público contento y culpabilizado, sin darle tiempo a pensar. En cualquier caso, será necesario agitarlo con un látigo para que baile y se divierta ante una hipotética catástrofe que se avecina. Se le azotará alegremente con espectáculos de masas, con la basura de la televisión, con un sexo imposible al alcance de la mano, con ídolos del deporte, que sobre los vertederos industriales de las ciudades erigirán unos cuerpos desnudos en las vallas publicitarias como productos deseados, pero en medio del sonido que desprende una fiesta semejante se deberá oír una voz potente que anuncie medidas dolorosas, necesarias e inevitables para salir de la crisis sin que se nos permita dejar de bailar. La voz repetirá una y otra vez que todo ha sucedido por nuestra culpa. Queríamos tener dos casas, un coche de gran cilindrada, ir de vacaciones de verano a Cancún o a esquiar a los Alpes, y no cesamos de consumir sin freno, de exigir trabajar menos y cobrar más. Protegidos por el vocabulario críptico de la alta tecnología, por el jeroglífico indescifrable de las leyes religiosas del mercado, el sistema hará que te sientas un menor de edad, ignorante y cómodo en medio de la mediocridad general, te hará correr agónicamente hacia el pesebre repleto de alfalfa y cuando te tenga del todo en sus manos te enseñará a balar. Pero recientemente ha surgido un nuevo Prometeo que ha vuelto a robar el fuego del Olimpo. El héroe mitológico se ha encarnado en Julian Assange, el creador de Wikileaks, al que han encadenado para dejarlo a merced de las alimañas. Ha sido el primero, pero pronto tendrá una legión de seguidores dispuestos a apropiarse de la alta tecnología informática, como del fuego sagrado, y entonces serán los corderos los que desafíen y suplanten a los dioses.

Prometeo Assange2 Diciembre 2.010

Yo lo escribí primero. ¿Plagio o simple coincidencia?

Un alto cargo del Gobierno de Canadá ha pedido a gritos el asesinato de Assange, el dueño de Wikileaks. No creo que tarden mucho en conseguirlo porque el fuego de los dioses, lo sabemos, es intocable.El fuego divino es hoy la información.Prometeo arrebató el fuego divino a los dioses y se lo entregó a los hombres, que, desde ese momento, progresaron extraordinariamente, siendo durísimamante castigado por ello.Adán y Eva comieron la fruta del árbol de la ciencia y por ello fueron expulsados del Paraíso.¿Tan duro es llegar al conocimiento de la verdad?Y la pregunta que ya me hice aquí el otro día: ¿qué es la verdad?Y la respuesta de la filosofía: "adaequatio intellectus et rei", la conformidad de lo que nosotros pensamos con la realidad y ésta no es, ni con mucho, lo que ellos nos dejan saber a nosotros.Para nosotros, los españoles, por ejemplo, la realidad es la pugna del  Franco Madrid por arrebatarle el trono del fútbol mundial al Barça, ésta es nuestra puñetera y única realidad, de tal modo que el mayor de todos nuestros demiurgos, Florentino, apartó de un manotazo al inútil de su antecesor y volvió a sentarse, sin siquiera elecciones, en el trono del mejor equipo del mundo.Yerran gravemente quienes piensen que a Florentino le importa un pijo el fútbol, éste no es más que un juego de niños, que sólo a éstos puede realmente satisfacer, Florentino está realmente en otras cosas ciertamente serias: en que Zp modifique la legislación actual para que él pueda echarle mano al fin, a Iberdrola, completando así su ramillete de las eléctricas españolas, a las que quiere unir, también muy pronto, a la mayor de las constructoras alemanas, ante la que ya ha puesto en marcha una opa hostil, con lo que conseguirá reunir, bajo el mando de los hombres que nos trajeron al Caudillo de Canarias en el Dragón Rapide, con lo que ordenaron nuestra desastrosa anarquía vital durante 40 larguísimos años, a las mayores constructoras del mundo, lo que, por supuesto, no les detendrá en esa escalada que les llevará a competir directamente por el gobierno del mundo, con los que ya lo tienen, o sea, los Rostchild, los Rockefeller, los Morgan, los Goldman, "et alteri".Frente a envites como éste, qué les importa a ellos el Franco Madrid, éste es sólo el juguete con el que “El conseguidor” se distrae cuando tiene que relajarse para intentar dormir, porque su mente de lo que verdaderamente se ocupa es en cómo conseguir, una a una, todas las piezas que constituirán las piedras preciosas que adornarán la corona de sus amos, los March, a fin de que éstos consigan el que es realmente su sueño, dominar el mundo como gobiernan España.Y, entonces, llega un tío, un tal Assange, y comienza a contarnos a todos la verdad, o sea, que el jodido tipo les ha robado a los dioses el fuego otra vez.Debe de estar muy loco o ser tan ignorante que no sabe lo que le espera. No hace mucho que otro prometeo, esta vez ruso, les arrebató a los dioses eslavos, el fuego de su verdad, de su esencial corrupción que les había llevado a hacerse los dueños de esa gran nación. Al poco tiempo, murió en un hospital inglés, envenenado con materia radioactiva.O sea que la única cuestión que cabe plantearse es cómo, cuándo y dónde morirá Assange, y no me digan, por favor, que Assange, como todos nosotros, los humanos, tiene que morir. Por supuesto, pero no hagan trampas en esta inmensa partida de póker que se juega con todas, absolutamente todas, las cartas marcadas. Assange va a morir, más pronto que tarde, y no precisamente de muerte natural, porque hay, además, que escarmentar, en cabeza ajena, a cualquier otro prometeo que pueda presentarse, imponiendo el más absoluto de los silencios en los grandes cementerios bajo la luna.De modo que las campanas, sus campanas, han comenzado ya a doblar y él, si no es tonto del todo, lo sabe, por eso hay que llamarle, con toda la justicia del mundo, Prometeo, porque él debe de saber, dueño, como es, de tanta información, con quien se está realmente jugando los cuartos, en esta inmensa partida de póker que se está jugando en todo el universo.


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