Palabras de un culé al marcar Di María en el Camp Nou tras liarse Victor Valdés con el balón. Valga la anécdota para señalar el sentir de una gran parte de la afición barcelonista tras ver el error de su portero titular. Es una reacción instintiva, ante el fallo de cualquier jugador, que se acentúa en el caso del portero porque suele costar goles.
Desde que debutara con Van Gaal a comienzos de la década pasada, Victor Valdés ha sido centro de constantes críticas, en parte motivadas por sus errores en la portería, en parte, por una supuesta actitud chulesca que no ha trascendido más allá de la apariencia. Un jugador de un club de primer nivel tiene que estar acostumbrado a estar bajo el ojo del huracán y a recibir palos, en muchos casos no merecidos.
Razones para no dudar del portero catalán hay unas cuantas, aparte de los numerosos trofeos Zamora conseguidos, en los que algún mérito tendrá, ha salvado muchos más puntos de los que ha perdido. Además se le exige mucho en el juego con los pies, algo que no es lo natural para un portero, la mayoría de errores cometidos son sobre esta faceta.
Internamente, en can Barça, la tranquilidad sobre su portero es total, nadie ha cuestionado su titularidad en los últimos años y no se ha traído a un segundo portero para que le haga competencia, sabiendo que la autoexigencia de Valdés es tan grande que no hace falta que vengan desde fuera a imponérsela.