Revista Cine

Yo me largo de aquí

Publicado el 04 marzo 2018 por Josep2010

Siguiendo la tónica general de la temporada de 2017, también Jordan Peele se nos presenta cual Juan Palomo y pretende erigirse en autor (o sea, guionista y director de su propio guión) a las primeras de cambio: ya que me pongo, a por todas, vaya. Ni que fuese tan fácil.
El caso es que en contra de mi costumbre de no ver lo que llaman películas de miedo, también me atreví con Déjame salir porque me dijeron que valía la pena, que si tal y cual. Luego, van y la nominan a cuatro oscars y entonces, aparece por aquí, redondeando una sensación de abulia que no me abandona.
El tema racial en los Estados Unidos de Norteamérica no es por desgracia flor de temporada: ya hace muchos años que vimos en el cine un excelente alegato basado en una cena en la que una joven blanca presenta a sus padres a su prometido negro y en aquella ocasión el listón cinematográfico quedó muy alto.
La actualidad, los papeles, las radios, las teles, nos dicen a gritos que el problema que existía hace cuarenta años todavía subsiste aunque quizás ha mejorado un poco, pero no ha sido eliminado.
Jordan Peele, que es negro, toma la pluma y escribe un guión que presenta una cena en la que una joven blanca lleva a casa de sus padres a su prometido negro: esto ya lo hemos visto hace cuarenta años, dirá alguno. La novedad es que hay un giro que no llega a ser terrorífico pero sí un pelín inquietante, un giro que podría muy bien incardinarse en las historias que hace años también se nos presentaban en la tele, de la mano de Rod Serling en su dimensión desconocida de grato recuerdo, historias dotadas de una intriga que en ocasiones rozaba el terror.
La ventaja de los episodios producidos por Serling es que duran cincuenta minutos y Jordan Peele tiene que rellenar como sea más de una hora y media, con lo cual nos hallamos ante una historia que en cincuenta minutos sería entretenida y al añadirle sesenta minutos más acaba por ser irrelevante y cansina, con el añadido de la falta de lógica en el guión, cometiendo lo que es el peor defecto: desaprovechar el buen trabajo del negro británico Daniel Kaluuya en una trama que no hace nada en absoluto para lograr la efectiva igualdad interracial poniendo en solfa los reales defectos de la sociedad.
Yo me largo de aquí
Esta va a quedarse en blanco, porque, desde luego a su protagonista no le dan el premio y a su director tampoco. Tal parece que la industria del cine se ha querido cachondear de las reclamaciones en el aire del colectivo negro...

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