Revista Cocina

Yo me marcho

Por Daemon

YO ME MARCHO
Esa sensación que yo tengo de que este país se ha vuelto aburrido, inseguro, vulgar...
Esa sensación me hace pensar que Europa no es el sitio en el que quiero terminar mis días.
Como ya voy a cumplir sesenta tacos y no dejo nada detrás, (ni esposa, ni niños, ni perro), estoy pensando en el destino de mis huesos.
Ahora mismo, la clase media vive de la siguiente manera:
Ella
Trabajando de sol a sol y llegando a casa a las siete de la tarde y ponerse a hacer las tareas de la casa hasta la hora de hacer la cena.
Él
Trabajando de sol a sol y llegando a casa a las ocho de la tarde para sacar los mil quinientos euros del sueldo que sirven para pagar la hipoteca y el sesenta por ciento de los gastos generales.
Menos mal que con los ochocientos que ella gana, pueden llegar a fin de mes, siempre y cuando no se rompa la lavadora o uno de los coches.
Ese es el caso ideal, porque si hay hijos por medio, ella se convierte en una persona con el tiempo dividido y sin ocio.
Los fines de semana:
El sábado, al Mercadona, a llenar el carro y luego a ordenar la compra.
Si es primero de mes, igual hasta se puede ir a cenar a un sitio que no sea muy caro.
Pero eso sí: Muchas horas de tele y muchas de internet. ¡¡Viva el ocio!!
Un teléfono cada año para cada uno, cada vez más grandote y una vez al año, ir de vacaciones a un sitio de moda, a un precio fijo.
Mi ritmo de vida desde los quince años era de siete de la mañana a ocho de la tarde, trabajar, con una hora para comer y los sábados por la mañana, trabajaba hasta las dos.
Pero, ¡ay!, amigo; cuando salía del trabajo, me tomaba mis vinos con mis amigos, cenaba unos pinchos y hasta las doce de la noche, el mundo era mío... Hasta el día siguiente.
Hoy no hay clase media. Eso lo han convertido en clase política. Han creado una clase sólo para ellos y son los privilegiados que sin complicaciones, ganan sueldos más altos y nadie les pide rendimiento.
Ahora, ya no gana más el que más trabaja. El que trabaja, es un privilegiado, pero por el mero hecho de trabajar, aunque sea por mil euros por diez horas diarias.
Cuando el que manda es el menos listo, un mediocre que nunca ha hecho nada en su vida y que no sabe a dónde va, los mandados están en la cuerda floja.
Desde Aznar hasta hoy, todos los mandatarios han sido personas sin currículum; gente improductiva, mediocres y así hemos llegado hasta donde estamos.
Hablo por mí y veo que no tengo ganas de hacer nada, porque todo lo que haces redunda en lo mismo: Para los políticos; llámense Hacienda o llámense impuestos indirectos.
Si te toca la Lotería, tienes que pagar el 20% a Hacienda; ¿por qué? Pues porque un día se le encendió la bombilla a uno de estos mediocres y así recaudaba más para pagar sus propios sueldos, que en realidad, no sirven para producir ni un euro.
Si ese 20% se lo dejamos a la persona que lo ha ganado, lo gastará en la sociedad y repercutirá en todos. De la otra manera, ese dinero no vuelve a ver el sol. Patético.
Tenemos gente que ha sabido multiplicar sus ingresos de una manera más o menos ingeniosa y ¿qué hacemos con ellos? Machacarlos en las redes sociales, como el idiota ese que dice que hay que devolver a Amancio Ortega los scánners que ha donado. ¡Hay que ser gilipollas! ¿Por qué no dona él su sueldo para que los hospitales mejoren? Porque su sueldo es sagrado, claro.
Otros, lanzan noticias falsas sobre el dueño de Mercadona, no se sabe bien con qué fin, pero resulta que es la empresa que mejores sueldos paga en el sector.
Es cierto que los españoles nunca hemos sabido vendernos y ese es el mayor de nuestro problema, si dejamos de lado la envidia y la semilla de ignorancia que todavía predomina en nuestro país, pero Europa no nos saca mucha diferencia, excepto los ingleses, que siempre han sido los listos del patio.
Ya estaban en la CE con su moneda, su City y sus propias normas y paraísos fiscales. Hala, porque sí.
No me da la gana volcar mis conocimientos y mi sudor para que todos estos improductivos sigan viviendo del cuento y seguir aburriéndome y viendo cómo se destruye un país que en otro tiempo era divertido, aunque no se podía hablar de política, pero podías trabajar y gastarte tu dinero en la tienda de al lado o con tus amigos.
En cuanto tega una oportunidad... Me marcho. Aunque sé que a ti, que eres del Partido del Tururú, te da lo mismo, porque los Hunos y los Hotros, seguiréis cobrando por no hacer nada.

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