Yo me movilizo en función de quién sea el muerto

Las noticias que nos llegan de los asesinos del Estado Islámico son cada vez más terribles y dolorosas. Ejecuciones, decapitaciones, hogueras, hombres, mujeres, niños, nada se les pones por delante. Yo hace ya bastante tiempo me he negado a ver cualquier tipo de fotografía, y sobre todo de vídeo, de cualquiera de sus matanzas por una razón muy sencilla y evidente. Las imágenes sólo pueden ser facilitadas por ellos mismos y el fin de esas imágenes es la publicidad y el provocar terror en los espectadores que presenciemos esas salvajadas. Yo me niego a poner a esa gentuza el trabajo fácil, me niego a darles alas en el terror, me niego a dar publicidad a esos vídeos.

En este asunto hay mucha gente que está en desacuerdo conmigo y comparte esos vídeos y creen necesario el visionado de los mismos para que la gente sea consciente de lo que esta gentuza, a mi ni me hace falta verlos para saber que son gentuza. Pero lo que más me preocupa no es eso, lo que más me preocupa es la solidaridad y el apoyo que reciben esas victimas de nuestra parte, del mundo occidental, que es directamente cero.

Por mucho que queramos decir que no, por mucho que nos hagamos los locos sólo nos movilizamos y nos movemos en función del muerto, en función de su origen y de donde se haya cometido el asesinato. Nos movilizamos como locos por los últimos atentados de París, manifestación multitudinaria incluida, pero somos incapaces de mover nuestro gordo culo del asiento con otro tipo de muertos, con los muertos de otra parte del mundo y con la gente que se mata en otros rincones del mundo.

Nos hemos olvidado bien rápido de mensajes tipo: “Je suis…” o “Bring bacjk our girls”. Son mensajes que no son más que modas muy pasajeras, creemos que pronunciándolos una vez ya es suficiente, los decimos y vamos a nuestras casas más anchos que altos, muy seguros de nosotros mismos y presumiendo de “nuestra inmensa solidaridad”. Al poco tiempo de los atentados de París se han producido otros asesinatos en Nigeria por ejemplo, probablemente mucho más garves que los de París y, desde luego, con un mayor número de víctimas y no hemos puesto ni el huevo.

Aunque suene muy duro decirlo y mientras se siga asesinando a tanta gente en desiertos lejanos, como decía Aznar, y mientras no se acabe con este terrorismo islámico, no esta mal que de vez en cuando recibamos algún susto debajo de nuestras casas. A ver si somos capaces de despertar de nuestro letargo de una vez y acabamos con ellos, nosotros que, en teoría, estamos mucho mejor equipados para ello.