Revista Cultura y Ocio

¡Yo no le puedo meter un saxo a la seguiriya, ni a ningún cante!  ¡No lo siento así!

Publicado el 14 octubre 2018 por Elcabrero @JoseELCABRERO

Hace unos días, publiqué una foto de Paco Ibáñez y recordé una visita que nos hizo a mediados de los noventa. Como no paro de recibir preguntas al respecto, aquí va la historia.

Fue una llamada de teléfono: Ornette Coleman iniciaba su gira en Andalucía y Paco, que no recuerdo por qué venía con ellos, nos invitaba a cenar en Sevilla. Bajar a la ciudad era complicado y agobiante: ¿Por qué no venís a casa y comemos de lo que haya por aquí? – ¡Hecho! Pero… puede que vengan también los músicos… Me advirtió.

¡Yo no le puedo meter un saxo a la seguiriya, ni a ningún cante!  ¡No lo siento así!

Tener a Paco Ibáñez en casa me emocionó y,  con Coleman, la noche pintaba interesante. José no lo conocía: quien venga con Paco, es bien recibido. Me pidió, como siempre que hacíamos algo en casa, que avisara a su comparito Paco del Gastor.

Era casi noche en Aznalcóllar cuando empezaron a llegar taxis. Apareció Paco Ibáñez, detrás Ornette y una docena larga de seres, talla NBA, que no habían comido nada desde el desayuno, en no sé qué aeropuerto. El bufete era muy abundante, pero me fui como un rayo a la cocina y lo completé con una tanda de tortillas camperas, hechas sobre la marcha, que tuvieron un éxito apoteósico.

Obviamente, Paco Ibáñez no se había traído a Ornette, a 50 kms de su hotel, para cenar. Cuando se sentaron todos alrededor de José y Ornette, y Paco del Gastor alzó la guitarra, se hizo un silencio casi reverencial.

¡Por soleá! Sorpresa en las miradas, y emoción, a medida que José y Paco se adentraban por los vericuetos de Alcalá de los panaeros. El del Gastor desafía por seguiriya y Ornette reclama su saxo. Canta José, falsetón del comparito y Ornette que lo intenta, pero la seguiriya se le resiste, de puro flamenca que es la Señora… Aún así, aplausos y exclamaciones apasionadas lo animan a seguir. ¡José, haz Luz de Luna! Pensé que Ornette conocería la canción o le resultaría menos hermética musicalmente y acerté: consiguió hermanar el saxo con la voz y la guitarra…  ¡Y fue el delirio entre los músicos! ¡Y la mejor sonrisa de Ornette! Así discurrió la noche, mucha música y un público que no se perdía ni una nota de lo que sonaba en aquel salón.

¡Yo no le puedo meter un saxo a la seguiriya, ni a ningún cante!  ¡No lo siento así!

Poco antes de marcharse, vino Paco Ibáñez a decirme que Ornette estaba entusiasmado y quería llevarse a José de artista invitado en la gira. Me pareció atractiva la propuesta artística y una forma de abrirnos a un nuevo público… Y José dijo no. Un no de esos sin vuelta atrás. Durante la noche había descubierto que Ornette era un músico descomunal y … Se lo agradezco, pero ¡yo no le puedo meter un saxo a la seguiriya, ni a ningún cante!  ¡No lo siento así!

No cuajó la gira, pero aquella noche se vivieron momentos irrepetibles, intensos, casi de júbilo cuando pudieron dialogar guitarra voz y saxo y mi única frustación: quedarme con las ganas de escuchar a Paco  Ibáñez y de hablar largo y tendido con él.

Todo lo que sucedió allí lo grabó Moshe-Naim, productor de Polydor, que venía con ellos. Intenté ponerme en contacto con él, sin éxito, y creo que es un documento musical que no debería perderse. ¡Una pena!

PS Lamento la pésima calidad de las fotos, no tengo nada mejor.


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