Revista En Femenino

Yo (no) puedo bailar

Publicado el 30 octubre 2011 por Bebloggera @bebloggera
Por Mandy, desde Luxemburgo
Hay momentos en la vida para grandes cosas, realizar hazañas y tirarnos al vacío...y otros momentos para simplemente ir al cine y ver la primera película que estén dando y encontrarse con una grata sorpresa.
Yo (no) puedo bailar
El viernes fui a a ver "Footloose" versión 2011. Un "remake" casi al pie de la letra de la misma película de 1984 (donde Sarah Jessica Parker hizo su debut actoral en la gran pantalla con un rol secundario y Kevin Bacon por Dios que era mino). Puede que la película no les suene mucho, pero la banda sonora hizo eco para toda una generación, incluso en el mundo de habla hispana ( en especial esta y esta otra canción)
Bueno, antes de que se estrenara la versión 2.0 de la película ya circulaban los detractores diciendo que "cómo se les ocurre rehacer un clásico" y " la nueva versión es sólo para ganar dinero", etc. Francamente vi la original hace un tiempo y no la encontré espectacular, de hecho, la encontré bastante superficial incluso para una película pop, que no envejeció tan bien a pesar de la potencia inmortal de su música ochentera. No obstante, en esta nueva oportunidad me encontraba sentada en la sala de cine pensando que se venía nuevamente una liviana distracción con buenos segmentos de baile, pero de seguro el guión, actuación, incluso dirección estarían por debajo del promedio.
Como me alegra haberme equivocado.
 "Footloose, 2011" es una experiencia muy particular. Las actuaciones empiezan sutiles y se van armando con fuerza a medida que avanza el relato, ultra predecible pero a la vez inmensamente dotado de un aire de credebilidad y, por sobre todo, corazón. Esto, porque existen varias diferencias con la cinta original, cada una de éstas otorga la oportunidad de hacer crecer la historia y los personajes ( cosa que no pasaba en 1984). El comportamiento de cada individuo se justifica, son todos tridimencionales ( excepto el malo-malo, que afortunadamente tiene un rol menor). Sí, los bailes son claramente coreografiados pero eso es sólo apagar con bencina el fuego de lo que es un constante bombardeo de emociones, sonidos, peligro, valentía, sonrisas  y, gracias al excelente manejo del director y actores, puede que para algunos una que otra lagrimita se les asome en los ojos.
Yo (no) puedo bailar

Yo (no) puedo bailar

Versión 1984 y 2011 respectivamente: Dos generaciones, Dos formas de llevar el ritmo

Veredicto: No es necesario ver un drama merecedor del Oscar para poder disfrutar genuinamente de un película que te deje algo para el recuerdo ( y los oídos y pies). 
Especialmente recomendada: para amantes de los 80s que a la vez disfrutan de sus iPods. También para quienes no necesariamente bailan bien pero que saben apreciar el buen ritmo y las genuinas ganas de pasarlo bien ( uno de los ejes centrales y más potentes del filme).

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