Yo no puedo callar ...(5)



Imagen tomada de internet


   Nos llegó por correo electrónico y casi de rebote, una invitación de Faustino Desinach para que le acompañáramos en la presentación de su última colección de cuentos, Balada Clandestina.

Una de las sorpresas agradables que nos tendría reservada esa noche del 29 de julio es que la actividad se llevaría a cabo en El Colegio de Ingenieros y Arquitectos; lugar que nos pareció insólito pero adecuado para eventos de esa naturaleza pues después de todo la arquitectura es una de las bellas artes originales hermanada con literatura, la danza, la música, vocablo derivado de Musas.

El Colegio de Arquitectos cumple cuarenta años de modular nuestras construcciones. Para celebrar ha organizado una serie de eventos conmemorativos dentro de las que la presentación del libro de Faustino, resultó ser una de ellas. Desde aquí, nuestras más sinceras felicitaciones tanto al escritor, Desinach como a los arquitectos e ingenieros. Les auguramos éxitos en sus quehaceres.
Correspondió a Jorge Méndez-Limbrick presentar el libro y aunque un poco lento, mientras entraba en calor, don Jorge dictó una cátedra de literatura en general, pero sobre todo sobre los movimientos del Realismo, hasta culminar con el llamado realismo sucio, supuestamente originado en EE.UU, en la década de 1980. Fue un discurso prolongado, informativo, formal y formativo de aquellos elementos y combinaciones que difícilmente se logran sin años de experiencia, como si fuera en olla de cocimiento lento. También destacó los ingredientes del Realismo Sucio, que encontró en el texto de Faustino. Don Jorge prometió hacernos llegar el texto completo para poderlo compartir con los lectores de La Coleccionista de Espejos. Faustino por su parte nos leyó un fragmento de una de las narraciones de Balada Clandestina.
Y como para cerrar con broche de oro, o como en un conjuro de las musas no podían faltar ni la música ni la danza, a cargo de la Coreografía DANZA ESTUDIO CREATIVO,

Que hizo las delicias de la noche, sobre todo por la participación de dos bailarinas profesionales y varias niñas con una intervención coreográfica llena de gracia y don aire. No se por qué pero nos evocaron los grandes momentos de Mireya Barbozas.

Luego vendría la sobremesa, tiempo de saludos, comentarios y disfrute de la presencia de la presencia de todos. También nos hace recordar que Costa Rica vale la pena y que hay que continuar en la lucha para que cada día sea un mejor lugar para vivir…
Para la Coleccionista de Espejos:
   Franklin Perry