Revista Belleza
Dice la canción infantil: "Al pasar la barca me dijo el barquero: las niñas bonitas no pagan dinero. Yo no soy bonita, ni lo quiero ser..." Y ya, cada cual la termina cómo se le antoja. Algo así me pasa a mí, no soy maquilladora ni lo quiero ser, y concluyo a mi manera: soy face painter, o pintacaras. Y así ando feliz, me basta. Mis líneas dependen de mil cosas... del pulso del día, la prisa, el "meneo" del peque... pero son mis líneas.
Sí, lo sé, muchos maquilladores (dentro y fuera de España), desempeñan ambas tareas con gran éxito. Es echar un vistazo, por ejemplo, a la página de Stick Art Studio y darnos cuenta del talento y la técnica que lucen, en un campo y otro, profesores y alumnos, todos (o casi) mantienen un estilo característico, limpio y, sencillamente, alucinante. Pero también me consta que no puede decirse lo mismo de otras muchas academias de maquillaje y "maquilladores profesionales" (¿?, por cierto, ¿por qué añadimos lo de "profesional"?. Nadie dice "fontanero profesional" o "arquitecto profesional", ni siquiera "peluquera profesional"). A sus blogs, páginas y páginas de Facebook me remito.
Me genera mucha tristeza ver cómo se empeñan en aplicar sombras por toneladas o marcar líneas con lápices de ojos, manchar enormes mariposas y pringar caras de purpurina, en eventos públicos (por Dios, ¿quién los contrata sin comprobar qué saben hacer?) o cursos y talleres (algunos, realmente, muy caros). Y, cuidado, no estoy diciendo que un "face painter" no pueda utilizar sombras o lápiz de ojos o purpurina, no.
Digo que este arte (¿menor?) llamado "face painting", igual que el "maquillaje profesional" (¿?) sigue una técnica, requiere unas herramientas y, como en todo, la experiencia es un grado. Por esta razón, ni yo soy maquilladora ni manejo un ahumado, ni una maquilladora es, necesariamente, una "face painter" ni controla un aguacolor. Aunque pueda y podamos serlo, no ocurre ni por ciencia infusa, ni por simpatía o analogía.
¿No sería estupendo que algunos maquilladores dejaran de mirarnos por encima del hombro y se dieran cuenta de que los aguacolores uv y la purpurina, per se, sin técnica, no convierten un penoso face o body painting en algo magistral, por mucho que brille a la luz o en la oscuridad? ¿No sería genial que nos uniéramos, unos y otros, respetáramos, todos, las técnicas de ambos, aprendiésemos juntos, creando, compartiendo y coloreando a grandes y pequeños de alegría? Lo sería.
Seguiremos intentándolo, jugando y disfrutando en "jams", comida y pintura gratis, ¡viva el estilo inglés! :)