Nunca he publicado un chiste en tuiter y lo utilizo exclusivamente para temas políticos.
Considero que la posición de Guillermo Zapata era la misma hoy que hace una semana e incluso que hace cuatro años cuando por los motivos que expone realizó esos tuits que le han costado dejar de ser el concejal de cultura y deportes del Ayuntamiento de Madrid. Lo único que cambia es que ahora es cargo público y es lo que genera la noticia, de quienes están hurgando para sacar noticias entre 50.000 tuits. (La corrupción no suele estar en tuits e intenta ocultarse, no se tuitea, en todo caso, se whatsapea.)
Hay dos cosas que no me gustan de la política al hilo de esta noticia:
- La primera la inmediatez con que funciona todo, la falta de reflexión, de pausa, la incapacidad de reposar las cosas para que las decisiones se tomen de manera pensada. Hay que hacer todo ya, aquí y ahora sin posibilidad de tener tiempo para poder repensar los motivos de la dimisión, la necesidad de la misma, cómo se tiene que actuar para hacer las cosas bien, … No creo que este caso merezca ser juzgado tan rápidamente, deberíamos tener el tiempo preciso para hacer una reflexión profunda, pero no nos van a dejar hacerla. Una portada(tras otra) en el periódico abc condicionada a una actitud que moleste a ese diario o a cualquier otro y cualquier error se puede convertir en un infierno: interior impulsa una investigación judicial a Zapata con un informe policial sobre sus tuits. Ahora la línea moral para la dimisión ya ni siquiera requiere de una imputación sobre delitos relacionados con el cargo que tienes que ejercer sino con tu vida anterior o con haber cometido un error antes de que fueras nombrado cargo público.
- La segunda la hipocresía de la política, el doble lenguaje entre cuando el micrófono está abierto y cuando el micrófono está cerrado. Tuiter es bastante inmediato y efímero aunque los mensajes permanezcan. En realidad, hablamos de un hecho puntual, contextualizado en un determinada conversación concreta, no está diciendo que piense eso ni que lo pensara hace cuatro años cuando puso esos tuits estúpidos. En un determinado momento de su vida en que no tenía repercusión pública y en el que no midió las consecuencias que ese hecho, publicar un grupo de tuits con humor negro, podría tener para su futuro. Guillermo Zapata no imaginaba que iba a formar parte de Ganemos Madrid ni a ser concejal electo por Ahora Madrid.
Personalmente no comparto la decisión que ha tomado Guillermo Zapata respecto a no ser concejal de cultura, ni creo que deban ser los medios de comunicación quienes decidan qué es ético o qué no, está claro que esto no lo es, pero no porque se le haya dado difusión, tampoco lo era antes. No hay que sacar las cosas de su contexto, porque puestos a ello no recuerdo que los whatsup del presidente a Bárcenas hayan generado semejante ola de indignación, ni las fotos de Nuñez Feejoó con Marcial Dorado. ¿Se plantearon dimitir?
Obviamente son casos distintos pero creo que el código ético se tendría que haber establecido desde Ahora Madrid, probablemente no estábamos preparados para ganar Madrid y tampoco la prensa conservadora lo esperaba. Algunos podrán pensar que soy subjetivo en esta entrada, como en todas, por la cercanía ideológica con Ahora Madrid, candidatura que apoyamos un grupo de militantes de Izquierda Unida para las pasadas elecciones municipales. Está claro que es así, no voy a negarlo, pero también creo que tiene que ser el propio movimiento quien genere sus propios límites morales, porque lo políticamente correcto forma parte del punto de la hipocresía de la política, de la autorepresión ante los medios de información o las redes sociales pero no ideológica o internamente. Recuerdo también el revuelo que se montó cuando Ada Colau llamó criminal al Vicesecretario de la Asociación de Española de Banca, o cuando David Fernández “amenazó” a Rato con una sandalia. Determinados gestos, declaraciones o tuits, por muy estúpidos que sean o extraños que nos parezcan, no tienen que conllevar necesariamente la dimisión, sino una reflexión pausada. Porque consideremos que sea pertinente y si hay que dimitir, se dimite, con todas las consecuencias.
Aunque yo no soy Guillermo Zapata sí que me gustaría decir que no hubiera puesto esos tuits porque me parecen de mal gusto, supongo que igual que a él aunque les pusiera, considero exagerado dimitir por haber puesto hace cuatro años semejante barbaridad. Porque si el listón de la dimisión es “este” se escudriñará en las redes sociales de todos los cargos públicos de candidaturas de unidad popular buscando un pasado oscuro u oscurecerlo de alguna manera. Ya ha pasado con la tienda de ropa de Manuela Carmena que ayuda a mujeres en riesgo de exclusión social, donde una periodista explora los límites del ridículo con un artículo sobre Zapatelia,