Somos muchas las madres que, tarde tras tarde, hemos lidiado la batalla diaria de los deberes de nuestros hijos. Algunas cedemos ante la insistente súplica de los peques para que les ayudemos, una ayuda que para ellos significa " hazme tú las sumas" o " resuélveme tú este problema, que no lo entiendo". Otras nos sentamos a su lado e insistimos que los deberes son cosa suya y que nosotras estaremos ahí para ayudarles a pensar pero no para contestar las preguntas que se le plantean.
Cada familia es un mundo, al igual que lo es cada niño dentro de ella. Pero lo que es cierto es que los deberes escolares generan, por lo general, enfrentamientos innecesarios entre padres e hijos. Unos enfrentamientos que ocasionan un malestar añadido que en ocasiones acaba en llantos o gritos.
Quizás lo más sencillo es acabar haciendo los deberes con nuestros hijos, evitando así riñas, malas caras, gritos y enfados. Lo sencillo es terminar pronto con los deberes escolares haciéndolos nosotr@s por ellos, ... Pero te has planteado qué sentido tiene que cada día los profes reciban tus respuestas en lugar de las de tus hijos, sus alumnos?!! ¿Eres tú quien va al cole o es tu hijo?
Lo difícil, y lo digo por experiencia, es sentarse al lado de los peques y estar ahí sin resolver esa suma que se le complica o sin explicar ese texto que no entiende. Yo no digo que debamos permanecer impasibles sin implicarnos en las tareas escolares de nuestros pequeños, no. No digo eso. Digo que la función de los padres es la de apoyar, no la de resolver ecuaciones. Nuestro papel es el de facilitarles el ambiente necesario para que puedan estar tranquilos, crearles el hábito de estudio tan necesario en etapas supriores y enseñarles a pensar por sí mismos. Y esto no se puede hacer si somos nosotros quienes hacemos los deberes.
Lo que digo, al igual que recomiendan otros muchos expertos, es que si resolvemos los problemas de nuestros hijos difícilmente aprenderán a hacerlo ellos por sí mismos. Digo que una cosa es estar a su lado o proporcionar el ambiente necesario y otra bien distinta es estar dos horas sentados corrigiendo y borrando una y otra vez. No, no es esa nuestra función. No. Esto último genera tensión, malestar, confusión, gritos, estrés que podemos y debemos evitar.
Los padres debemos ayudar a nuestros hijos creándoles el hábito de estudio, fomentando su autonomía y su autoestima. Una autonomía y autoestima que son fundamentales para que puedan creer en ellos mismos y en sus posibilidades. Un niño al que siempre se le ayuda en todo será, con mucha probabilidad, un niño inseguro que nos pedirá ayuda ante cualquier eventualidad.
Por eso me reafirmo y digo yo no te haré los deberes, hijo mío.
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