¡Qué bonito! Esto es lo bueno del bipartidismo, los grandes siempre pueden recolocarse, cuando se les pase el arroz. Uno para los dos, y los dos para uno, cuan dos mosqueteros.
Decían aquello de que no se sabe qué hacer con un ex presidente, que es más difícil de colocar que un florero viejo. Imagino que esto habrá pasado a la historia.
Yo no sé si alguno de ustedes pensará que es una cuestión de envidia. Y miren ustedes, no tengo ni pizca de envidia a los presidentes de gobierno. Trabajan mucho, están en el disparadero, soportan una tensión --propia de una gran responsabilidad-- de aquí te espero y no te menees. Además tienen que vivir recluido en una mansión, por mucha mansión que sea, con el consiguiente aislamiento de toda su familia. Allá ellos que han elegido serlo.
Sin embargo, me pregunto ¿se podría ser expresidente sin pasar por presidente? Porque esto si que es un chollo. Es verdad que para colocarte de asesor de una multinacional, primero has de privatizarla, pero esto te lo puede hacer algún amiguete. Porque, miren ustedes, asesorar a Gas Natural o a Endesa, dos empresas que no hace tanto eran públicas, puede comportar una cantidad considerable si se es expresidente.
La cosa no sería criticable --ya saben que siempre salen esos que dicen que las empresas privadas pueden hacer lo que quieran— si no fuera por algunos pequeños detalles.
Un pequeño matiz es que, en el caso de Endesa, fue González quien allá por 1988 empezó a privatizarla, lo que terminó de hacer Aznar a finales de los 90. Hoy está en manos de Berlusconi y Cía, y han fichado a Chema Aznar por la mísera cifra de 200.000 euros, como asesor de la misma.
Si hablamos de Gas Natural, en su privatización y sus fusiones, también intervinieron estos presidentes. Por otro lado, recordemos lo bien acompañada que está esta empresa por el PSC, entre otros accionistas está Narcis Serra, ex vicepresidente con González, en los ochenta. Pues parece que el anzuelo de Serra ha pescado al ex por la nimia cantidad de 126.000 euros anuales.
Como ustedes comprenderán, serán asesores –lo que quiere decir que no tendrán exclusividad y podrán seguir participando en otras empresas y dando conferencias por las que cobran un pastón— y además seguirán cobrando la pensión que se les otorga de 80.000 euros anuales.
Felipe y Jose Mari chupando de la loba Estado
Y claro, aquí está el meollo de la cuestión. Si además de cobrar salarios fabulosos por asesorar de vez en cuando, no por trabajar —valiéndose de contactos, influencias y conocimientos que adquirieron durante su presidencia--, siguen cobrando 80.000 euros del erario público, la cosa aunque sea legal, tiene poco de ética. Así, con buen tino, pero con pocas posibilidades de salir adelante, los grupos minoritarios del congreso (ERC, IU, BNG y UPyD) solicitan la incompatibilidad de la pensión de expresidente con remuneraciones de empresas privadas. Parece razonable. Aunque yo iría más lejos. Un presidente de gobierno, cuando abandonara la política, debería quedarse como miembro del Consejo de Estado o volver a su anterior puesto de trabajo, sin tener otras ocupaciones donde pudiera lucrarse por las influencias y contactos obtenidos durante su mandato.
Hay quien dice, yo no me atrevería –ya saben que soy incapaz de hacer caso a los bulos—, que es una casualidad sospechosa que las dos empresas hayan subido tanto los precios (Endesa un 10% y Gas Natural casi un 4%) y que se trata de sacar lo suficiente para pagar a estos dos nuevos asesores.
Como pueden ver un ejemplo estupendo en un momento de crisis, de 4,5 millones de parados, de congelaciones o descensos salariales y de prolongación de la edad de jubilación.
Y es que estos chicos viven en otro mundo, y los pobrecillos viven cegados en su burbuja de superhombres. Es lo que tiene de penoso ser un ex. Ustedes que saben mucho, ¿Habría alguna posibilidad de ser expresidente con prebendas incluidas? Avísenme, que me presento.
Salud y República