Revista Cultura y Ocio
No, no me he vuelto loca. No es que de pronto la obsesión por Hugo Silva me haya chalado del todo y me haya dado por convertirme en señor con bigote. Tampoco es que quiera cambiar mi silla de despacho por el sillón de la U. Ni que, de repente, me dé por escribir La verdad de la ficción en lugar de esta vida de puta por rastrojos que llevo: que si prolongaciones de quirófano, que si pacientes que ponen al límite mis coronarias, que si niños con problemas de matemáticas y preguntas de alemán (Cielos, Leoncio, alemán) y actividades extraescolares... No es que me haya vuelto loca. Además, seguro que a mi santo no le importa cambiar su puesto con el de Elvira Lindo. Aunque tenga menos gracia que ella contando historias. Porque eso de vivir seis meses en España y seis en Nueva York, sin otra cosa que hacer que escribir...eso es vida y lo demás es bobería. Quién me mandaba a mí a escoger Ciencias puras.