Yo quiero tener un millón de amigos (por Isa)

Tarde o temprano le tenía que tocar. Era una deuda pendiente desde hacía meses. Un homenaje más que merecido. Y es que desde que entró en mi vida la ha revolucionado y me consta que no soy la única. Los términos de su jerga mal traducida del inglés ya forman parte de mi vocabulario habitual... que digo habitual, ¡diario!
Dicen los descreídos que es un vicio malsano, que es un Gran Hermano poco protegido en el que a la primera de cambio te quedas con el culo al aire, un mercado de carne donde abundan los 'voyeurs' y los exhibicionistas sin gabardina, un hervidero de cotilleos y cuernos... Sé que me voy a encontrar con detractores y estaré encantada de leer sus críticas. Pero yo lo voy a defender.
Gracias a él, mantengo mucho más el contacto con mis mejores amigas. Es verdad que ya teníamos el mail y el teléfono, es verdad que es mucho mejor hablar las cosas cara a cara, tomándose una caña o un café, pero también es cierto que esto lo hace taaaan fácil. No miento en absoluto si digo que las veo más desde que pertenezco al club.
Es como un buen pub irlandés. Llegas y sabes que siempre va a haber alguien, y que si no está ya acabará por llegar. Como en una especie de Cheers, 'you want to go where eveybody knows your name'... vas siempre, la gente te conoce. No tienes que esforzarte por causar buena impresión como en una primera cita porque los que están ya saben lo que esperan de ti. No hay lugar para desengaños, ni para decepciones.
Por supuesto, no soy ni la primera ni la última que se ha encontrado como por arte de magia a viejos amigos de los que no sabía nada desde hace más de tres lustros... Dicen los escépticos que gente que lleva tantos años ausente en tu vida es porque tenía que estarlo y que de nada sirve retomar una relación extinta... puede que tengan razón, pero no siempre. Hay ocasiones en que las circunstancias te separan de personas por causas ajenas a tu voluntad y no es tan fácil que el destino te brinde una segunda oportunidad.
A mí me gusta. Me gusta tener amigos. Me gusta saber cómo están y que ellos sepan cómo estoy yo. Me gusta compartir con ellos mis motivos de alegría, y mis miserias. Me gusta apoyarles en momentos bajos. Me gusta Facebook.