Publicado por juanmarodriguezcoaching el 1 de octubre de 2013 · Dejar un comentario
Me daba igual con qué mano debía tomar el cubierto, cuando mi objetivo era comer con las manos.
Me daba igual si en el plato ponías cerdo o pollo, para mí todo era chicha.
Me daba igual que me forzaras a escribir con la derecha, cuando lo que ansiaba era poder garabatearte en un papel mi primer “te quiero”.
Me daba igual que me enseñaras que existen buenos y malos, cuando lo que buscaba eran tus abrazos.
Me daba igual que reprimieras mi llanto, si con ello te sentía a mi lado.
Me daba igual que me dijeras en qué debía creer, mi Dios por aquel entonces eras tú.
Me daba igual que el reloj se llevara en la derecha, mi tiempo era estar contigo.
Me daba igual que dijeras que ya era el final, para mí siempre era punto y seguido.
Me daba igual que me compararás con otros, yo solo me comparaba en ti.
Me daba igual cuando me decías que tenías prisa, si eso implicaba que me cogieras de la mano.
Me daba igual que cerraras la puerta de casa por la noche, tú eras mi protección.
Me daba igual que llegaras tarde del trabajo, yo solo quería darte un beso para quitarte el cansancio.
Me daba igual tus castigos, los entendía como tu manera de hacerme crecer.
Me daba igual tus asesoramientos de lo que sería de mayor, yo solo aspiraba a ser mayor.
Me daba igual tus ausencias, cerraba los ojos y te tenía cerca.
Me daba igual que para ser alguien el día de mañana tendría que estudiar mucho, tenía confirmado que nunca llegaba mañana, siempre era hoy.
Me daba igual que lloraras delante mía, eso me hacía sentir igual a ti.
Me daba igual los Reyes Magos, cuando me hacías sentir tu Rey.
Me daba igual el mejor de los juguetes, cuando te ponías a mi altura y me subía en ti.
Me daba igual todo, yo solo pedí que me enseñaras a vivir.
Curioso esto de la vida. Ahora que el mañana es ayer, me lo piden otros a mí.