Revista Cine

Yo soy el amor (Luca Guadagnino, 2.009)

Publicado el 14 septiembre 2012 por Rugoleor @rugoleor

Yo soy el amor (Luca Guadagnino, 2.009)

Yo soy el amor (Luca Guadagnino, 2.009)

Ficha:

Título Original: Io sono l’amore.
Director: Luca Guadagnino.
Guionistas: Luca Guadagnino, Barbara Alberti, Ivan Cotroneo, Walter Fasano.
Intérpretes: Tilda Swinton, Flavio Parenti, Edoardo Gabbriellini, Alba Rohrwacher, Pippo Delbono, Diane Fleri, Maria Paiato, Marisa Berenson, Waris Ahluwalia, Gabriele Ferzetti.
Productores: Luca Guadagnino, Tilda Swinton, Alessandro Usai, Francesco Melzi D’Eril, Marco Morabito, Massimiliano Violante.
Fotografía: Yorick Le Saux.
Música: John Adams.
Montaje: Walter Fasano.
Nacionalidad: Italia.
Año: 2.009.
Duración: 123 minutos.
Edad: 12 años.
Género: Drama, Romántica.
Distribuidora: Alta Classics, S. L. Unipersonal.
Estreno: 21-05-2.010.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España.
Espectadores: 75.590.
Recaudación: 436.691,41 €.
Calificación: 5,872.

Sinopsis:

La casa de los Recchi es un edificio coherente con la alta burguesía industrial que la habita entre espejos, flores, dinero y frialdad. Es Navidad y Emma y Tancredi, sus hijos: Edoardo, Gianluca y Elisabetta, los parientes, amigos, abuelos, celebran, entre las referencias a las generaciones anteriores y a las futuras, entre las estancias y los corredores, los jardines nevados, las grandes cocinas de Villa Recchi, el traspaso de funciones en el liderazgo de la empresa y la búsqueda de la consolidación de los papeles dentro del esquema de la clase a la que pertenecen. Tanto Emma (la dueña de la casa, de origen ruso y que con los años se ha mimetizado con la familia de su marido) como Antonio (amigo de su hijo Edoardo, un joven cocinero poco amigo del compromiso y que concentra sus emociones en los platos que no le acepta su padre para el restaurante de la familia) son dos criaturas inorgánicas para los universos en los que gravitan. La pasión que los lleva a colisionar destroza todos los vínculos y los pone en contacto directo con la naturaleza, de la que Antonio extrae la vida para sus creaciones, y de la cual Emma se había alejado para construir su identidad. El precio que tendrá que pagar es muy alto, y sólo habrá una posibilidad de redención: el amor.

Comentario:

Proyecto surgido de la mutua admiración entre Luca Guadagnino (“Melissa P.”) y Tilda Swinton (“Michael Clayton”), la película radiografía la burguesía europea bajo la apariencia de un drama romántico. La dinastía de los Recchi celebra la Navidad con una cena que simboliza asimismo el traspaso de poderes a las nuevas generaciones. Emma, una mujer de origen ruso casada con Tancredi Recchi, se siente encerrada en la estrechez moral de la familia hasta que conoce a Antonio, un cocinero con quien vivirá un amor fou.

Crítica:

25-05-2.010 – ANTÓN MERIKAETXEBARRIA

Vivir un gran amor

L’amore non è vero si non è litigarello‘ (‘El amor no es bello si no hay lucha‘), dice una preciosa canción de Jimmy Fontana. Sentimiento que aflora con fuerza en “Yo soy el amor”, melodrama intimista ambientado en la suntuosa ciudad italiana de Milán, donde una mujer infeliz en su matrimonio descubre al fin el amor verdadero. Dicho así, no tiene nada de particular un título como “Yo soy el amor”, firmado por el ignoto realizador Luca Guadagnino; sin embargo, forzoso es reconocer la elegancia visual que despliega a la hora de dotar de empaque y credibilidad a los dimes y diretes de los enamoradizos protagonistas, interpretados por un bien conjuntado reparto.

Las películas intimistas que desgranan sensibles historias de amor han sido desde siempre un ejercicio cinematográfico más que difícil, y si no que se lo pregunten a Lasse Hallström. Guadagnino le supera con considerable autoridad y ambiciosa escenografía: maneja de forma fluida a sus intérpretes, sobre todo a una inspirada -y ex andrógina- Tilda Swinton (oscarizada por su interpretación en “Michael Clayton”) y al menos un par de caracteres secundarios, dibujados e interpretados sin que se le vean los hilos, con una exacta e incisiva claridad expositiva, con un control estricto de la gradual progresión desde la acomodada vida burguesa de la protagonista al riesgo que supone vivir un gran amor.

La confusión entre los conceptos de intensidad o de aventura sentimental y la noción de interioridad se pone de manifiesto en “Yo soy el amor”. Porque no podemos decir que esta película carezca de alma, sino todo lo contrario. Pero la situación de la heroína entre sus deberes conyugales y el deslumbramiento de la pasión se nos aparece sutilmente esperanzadora. Como la ‘Fedra’ de Racine o como ‘La princesa de Clèves’, la heroína nos gana por su coraje, por su deseo de cambiar de vida, por su innegociable derecho a la libertad. Con lo cual se gana la simpatía y la complicidad del espectador.

0 Lecturas


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas