Revista Opinión

Yo también hubiera hablado con los mas influyentes

Publicado el 28 noviembre 2010 por Manuhermon @manuhermon
Yo también hubiera llamado a los directivos de las mayores empresas del país para intentar salir del atolladero, para apoyarme en ellas para conseguir mayor fuerza de intervención e interlocución internacional. Pues claro que todo el mundo sabe que las pymes y autónomos generan mayor número de empleos, lo cual no es incompatible con afirmar que en estos momentos de alarma, en estos instantes, tienen mayor importancia aquellos que dirigen empresas que soportan ingresos equivalente a la mitad del PIB español.
Lo cual no ha sido incompatible con múltiples reuniones anteriores, ni supongo que posteriores, con sindicatos y patronales de grandes y pymes. Parecería como si el Gobierno no se hubiera reunido nunca con nadie, y precisamente ha tenido un buen ramillete de reuniones con otros sectores económicos, políticos y sociales. La crisis debería hacernos a todos más concretos y menos abstractos e ilusos. Deberíamos aprender a resolver problemas, este del momento actual, por ejemplo.Y para ello mejor los reunidos que otros.
En ese ramillete de individuos se concentra mucho del poder económico de este país, y justo por ser pocos individuos puede ser revertido fácilmente y a cortísimo plazo el mensaje y las acciones necesarias para evitar un colapso económico como nunca hemos visto.
Cualquier acción realizada hacia las pymes o por parte de ellas para modificar el rumbo, requeriría de mucho tiempo y esfuerzos y vería resultados a medio plazo. No tenemos tiempo, si queremos evitar un colapso que lleve a cientos de miles de trabajadores al paro, sí si, más de los que hay, si queremos evitar unas medidas que lastrarán la economía y la política española por lustros. No tenemos tiempo, ni el gobierno fuerza política, para desde un partido, fuera el de gobierno o el de oposición, dirigir la nave española.
Así que mejor intentar sumar con los menos, pero que representan mayor fuerza económica, por eficacia, por rapidez, por inmediatez de mensajes a transmitir en el exterior. O es que ¿alguien piensa que cualquier pyme, o líder de agrupación política, ONG o similar, puede influir mejor que Botin, u otro de los reunidos, sobre los individuos de peso, los que toman decisiones sobre miles de millones en el exterior? Y claro está me refiero a influir sobre jefes de estado y presidentes de gobierno, sobre directores de fondos de inversión o del FM.I., sobre ejecutivos del BCE y sobre ejecutivos en la City o Wall Street, porque de eso es de lo que se trata.
Ahora bien si queremos influir sobre una internacional, socialista o comunista o ecosocialista, o x, para que impidan el desplome, me parece bien llamar o atender indicaciones de las fuerzas influyentes en esas latitudes ideológicas. Por cierto nada es incompatible, ahora todo lo que sume será bien recibido.
Hace meses escribía en estas mismas páginas, que socialmente, no había percepción de gravedad. Posteriormente los sucesos de mayo con la primera oleada de recortes despertaron a mucha gente, que se instaló en una percepción de gravedad, pero de algo pasajero que podría alterar nuestras vidas momentáneamente, a corto plazo, uno o dos años.
Mi impresión es que la gravedad actual no se percibe como algo definitivo e influyente en nuestras vidas por mucho tiempo. A las pruebas me remito. Los partidos, sindicatos, movimientos varios, organizaciones y asociaciones, no parecen proponer, ni discutir medidas que afecten imperiosa y urgentemente a la existencia de nuestra forma de organización social, incluso el gobierno que parecía haberse despertado pareció entrar en dormidera hasta hace unos días. Medidas para aplicar ayer y no dentro de un mes. Un ejemplo de ello serían las elecciones catalanas y sus debates superficiales sobre organizar y decorar los comedores y camarotes cuando la nave está con posibilidades de hundirse, sobre todo si las fuerzas se dedican a lo secundario en vez de a lo principal.
No, no hay que ser catastrofista, el sol sale todos los días, y hagamos lo que hagamos, volverá a amanecer. Pero entonces para qué preocuparse por salidas de largo plazo, revolucionarias dicen, de esas tan queridas por algunos. El juego está planteado en torno a un escueto dilema, o defendemos esta sociedad que tenemos o nos vamos, nos llevan, a otro modelo de los imperantes en Asia o América. Ah, claro todo es mejorable, discutible, modificable, pero de entrada hay que decidir el camino.
PD. Escribe Javier Pérez Royo el 27-11 en ‘El sentido de la crisis’ El País.
‘’Esta es la primera gran crisis con que nos estamos enfrentando. Puede que sea la última, si no somos capaces de salir de ella.’’

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