Niño sirio ahogado. Imagen de elpaís.com
La muerte es dolorosa. Pero peor aún cuando se trata de un niño.
Comparto el dolor, de aquel profesional que lleva en brazos al pequeño, porque aunque dicen que los que trabajamos en urgencias estamos hechos de otra pasta. Eso, no es así.
Somos tan normales como cualquier persona, pero únicamente intentamos que en situaciones de emergencias, nuestras decisiones las siga tomando la cabeza, de un modo frío y al cien por cien concentrada en su trabajo. Nuestra responsabilidad no nos permite un despiste.
Pero todos tenemos un punto débil, y me atrevo a pensar que para la inmensa mayoría de los que trabajamos en los servicios de urgencias, es la muerte de un niño.
Y es que llegamos a una edad, que el que no tiene un hijo, tiene un sobrino, y la muerte de un menor no nos suele dejar indiferentes.
En esta profesión todos sufrimos dolorosas heridas que nunca cicatrizan, pero que a pesar de todo, nos permiten seguir adelante.
Tengo grabadas todas aquellas defunciones de menores que he presenciado, y todavía no he olvidado ningún accidente grave de los que atendí.
En la medicina de urgencias aceptamos que la muerte es parte de este juego, y que no todas las enfermedades se pueden curar.
Pero aún así, creo que los niños no deben morir. Y menos aún, hacerlo por causas evitables o falta de valientes decisiones.
El niño de la fotografía, aparentemente murió con los pulmones encharcados del agua del mar Egeo, pero lo que realmente le mató fue la indiferencia de algunos gobiernos para ayudar a miles de personas que huyen de un país en guerra.
La fotografía que avergüenza a Europa no representa solamente la muerte de un niño, es el fiel reflejo de la pérdida de un pedazo de nuestra humanidad, aquella que nunca recuperaremos y que siempre quedará enterrada en aquella orilla de esa playa de Turquía.
DEP Humanidad.
Hoy no estoy de guardia, pero tengo razones suficientes para justificar mi insomnio.
#Yosoyrefugiado
J.M. Salas – Con Tinta de Médico – Diario de un médico de urgencias adicto a la noche.