Por Rita Tonelli
No es habitual que usemos esta palabra –“Prometo”- cuando queremos decir que vamos a hacer algo.
Esto podría interpretarse como un simple modismo o costumbre pero la elección de nuestro lenguaje, como bien sostiene el Coaching Ontológico, es determinante en nuestra comunicación, el logro de relaciones sanas y la efectividad de nuestras acciones.
La promesa es un acto lingüístico que nos permite coordinar acciones con otros.
Esto se refiere a “ponernos de acuerdo”.
¿Y qué te pasa a vos cuando sentís que te pusiste de acuerdo con otro?
¿Das por hecho lo que el otro va a hacer porque te lo prometió?
¿No estás seguro de que se llegue a cumplir?
¿Sabés de qué depende la elección de tu respuesta?
Depende de la autoridad moral que tenga la otra persona para vos, y que se fue creando por cómo respondió a sus promesas en el pasado, en los momentos anteriores a éste.
¿Cómo te perciben a vos los demás en tu acción de prometer?
¿Dan por hecho que se va a cumplir lo que prometiste?
¿No están seguros de que se llegue a cumplir?
Aquí también, las respuestas dependerán de la autoridad moral, en este caso, la tuya, y que fuiste creando con tus acciones de prometer, en el pasado.
¿De qué te das cuenta?
¿Podés ver que las promesas son generadoras de confianza o desconfianza?
¿Prestás atención a tus promesas?
¿Cómo es tu forma de prometer?
Pido tu atención a este tema porque de él dependerán tus relaciones…
“Fulano (por vos) dijo que lo haría pero…ya viste que él dice pero raramente, hace.”
De este tema dependerá tu marca e imagen en tu trabajo…
“Da y enseña muchos de sus conocimientos pero no se comporta de acuerdo a ellos. Me sorprende eso.”
¿Te escuchaste, alguna vez, en ejemplos parecidos a estos? ¿Escuchaste decir esto de otras personas, alguna vez?
No nos diferencian nuestras promesas, nos diferencian nuestras acciones. Moliere
La acción de prometer tiene dos partes: una cuando hacemos la promesa y otra cuando tenemos que cumplirla. Esta última es la que ofrece el mayor reto para vos y tu integridad.
Cuando no cumplís tus promesas, estás dejando a otro pensando que vas a hacer lo que no hacés.
Cuando no cumplís tus promesas, tus relaciones creen de vos algo que no estás siendo.
¿Podés ver hasta dónde las consecuencias de esta segunda parte no hecha, afectan a tu persona y a la de los demás?
El Prometer implica un compromiso.
Con vos, primero que nada.
¿Cómo te sentís cuando no cumplís lo que prometés?
Con los demás a quienes les generás falsas expectativas.
¿Cómo reaccionan los demás cuando no cumplís tus promesas?
Estamos hablando de tu sinceridad, de la credibilidad que despertás en los demás…y en vos mismo…
¿Podrías relacionar tu falta de confianza y credibilidad en vos mismo con esto de no cumplir lo que te prometés?
Y ahora, otro detalle a tener en cuenta.
A veces, no prometemos pero el otro entiende que sí. Y esto se debe a que no somos claros –y acostumbramos a los demás a esa falta de claridad- y por ende…
“Uno dice lo que quiere y el otro entiende lo que puede.”
Elegir específicamente nuestro lenguaje nos lleva a evitar esa falta de claridad.
¿Decís “Te juro”, “Me comprometo”, “Te prometo”, “Te garantizo”?
Si es así, adelante. Pero luego, cuando llega el momento de cumplir ¿Qué hacés?
¿O decís “Haré lo posible”, “Trataré”, “Dejalo por mi cuenta”, “Ok”?
Si es así, no estás prometiendo, y cuando otro te lo dice a vos… que te quede claro, que no te prometió nada.
De vos depende… y de tu compromiso con tu transformación y crecimiento si de verdad, querés ser efectivo en tus relaciones y actividades.
Por el placer de compartir.
Vía: http://ritatonellicoach.com.ar
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