Pocas cosas me obligan a sentarme a escribir, profesión que le cedo –con mucho gusto- a quienes tienen el talento para hacerlo, pero debe confesarles que es la tercera vez que lo hago a través de Aporrea y, casualmente dos veces han sido para escribir sobre el mismo personaje.
Probablemente, algunos de ustedes no lo estimen, pero deberán admitir junto con los que sí lo hacemos, que el Sr. Nolia posee el don de llamar a las cosas y a los personajes por sus verdaderos nombres, y por favor no me digan que es fascista o escatológico, o no sé que otros adjetivos más.
Sin lugar a dudas, el estilo de este periodista es bastante particular como para no pasar desapercibido por la oposición o por los revolucionarios; estilo que por cierto, irrita a quienes se sienten aludidos por sus análisis, denuncias o por su prodigiosa memoria, medio por el cual le lee el historial a más de uno.
Muchos hombres y mujeres (camaradas) de este pueblo llano sienten que tienen voz gracias a Nolia. No sé ¿En cuál situación se encuentra y por qué se fue así, prácticamente sin mayor explicación?- Aunque Tania nos dijo que fue su decisión y que ese es su estilo.
. Lo que sí puedo asegurarles con toda honestidad es que necesitamos esa trinchera, y que además, debemos ser capaces de ser autocríticos con nuestra revolución para rectificar oportunamente nuestras acciones o decisiones, para profundizar y hacer una verdadera revolución.
Creo que personajes que se hacen públicos como él, ya no se pertenecen a sí mismos, son parte de nuestro día a día, y cuando desparecen así, el pueblo los reclama.
Por cierto, el título del artículo no es mío, intento parafrasear a la señora valiente, aquella que nos habló de manera tan sentida el 12 de abril del 2002.
Camaradas si están de acuerdo conmigo, por favor ¡háganlo con la señal de costumbre!