Y después de una larga semana en la que yo también caí mala (aunque eso no importa, porque las madres no nos ponemos enfermas jamás), después de ser una sacrificada madre con el termómetro siempre dispuesto, atendiendo todos los caprichos de mi hija 'enferma' y de paso del 'no enfermo' para que no se ponga celoso, después de unas cuantas noches despertándome varias veces mi hija hace un dibujo de toda la familia y me dibuja, gorda, con piernas pequeñas y con una cierta similitud a Yoda, el de la Guerra de las Galaxias.

