ALERTA SPOILERS
Mi amor por Californication es incondicional y creo que Hank Moody es un personaje único, casi de tragedia griega. Aquellos que vemos la serie ya sabemos que es un adicto al tabaco, al alcohol, a las mujeres, a su familia y a su vieja máquina de escribir; y no necesariamente por ese orden. La cuarta temporada de la serie se preveía más dramática que las anteriores, ya que por primera vez Hank debía enfrentarse a un problema muy grave, un problema que podía cambiar todo su mundo y acabar con él. Desde el principio de la serie, hace ya cuatro años, el “asunto” con Mia, ha estado presente en la trama. Cada vez que la joven aparecía los instintos de preservación de Hank salían a flote pero finalmente la verdad fue revelada y él terminó en la cárcel con una demanda por corrupción de menores y con una familia destrozada.
Durante cuatro años hemos visto como Hank la fastidiaba una y otra vez en su intento por recuperar a Karen y a Becca, por recomponer su familia. Parece como si algo en su interior le espolease a sabotear su felicidad. Hank acaba tomando siempre las peores decisiones, y siempre las adereza con alcohol y sexo con hermosas mujeres. Hay que admitir que el encanto del escritor maldito no conoce límites y no hay ninguna mujer capaz de resistirse. Si no eres fan del personaje puede que la historia de esta temporada se te haya hecho repetitiva, porque llevamos viendo lo mismo desde el primer capítulo. Si en cambio, adoras a Hank Moody sobre todas las cosas, seguramente te habrá encantado este viaje entre las ruinas de su felicidad. Toda esta temporada se ha centrado en Hank, en la inminente película basada en su libro F&P y en su juicio por violar a una menor. Y los demás personajes y los actores invitados han bailado al son impuesto por Moody. Runkle y Marcy han estado geniales. Él como compañero de aventuras de Hank no tiene precio y es el complemento perfecto para una noche que puede terminar con un muerto por asfixia autoerótica. Además su obsesión por tirarse a cien mujeres y su relación con la pirada del final es muy cómica (momento cena WTF).
Marcy, preñada, saliendo con Stu, el rico y bien dotado productor de la película sobre el libro de Hank. Ha salido poco pero sus momentos han sido divertidos, siempre en su línea barriobajera y malhablada. Soy muy fan del personaje y me gustaría que la hubiesen aprovechado más. Becca ha crecido, sigue tocando la guitarra, se ha unido a un grupo e intenta lidiar con la situación de sus padres lo mejor que puede. Como siempre, sus conversaciones, sinceras y brutales con su progenitor han sido de lo mejor de la serie. Becca es la más cuerda de todos los personajes de la serie y ser consciente de ello a veces la supera. Tal vez la que menos me ha gustado este año ha sido Karen, ya estoy un poco harta de sus cambios de humor, del ahora te quiero pero no te soporto que se trae con Hank. Y la pareja con la que se queda al final de la temporada no me gusta nada. Demasiado buen tipo. Creo que Ben representa la madurez y el compromiso que Karen está buscando y que Hank no puede darle. Es de lejos uno de los personajes más cuerdos y menos salvaje de la serie, y eso lo hace poco atractivo, hasta Stu es más interesante. Sin embargo, creo que es necesario para marcar el proceso por el que está pasando Karen. Quiere a Hank pero no puede estar con él porque le hace daño, así que busca y encuentra un buen chico con el que puede tener un futuro. En cuanto a los invitados de la temporada me gustó mucho la intervención de Rob Lowe dando vida a Eddie Nero, la estrella de la película basada en el libro. Está tan loco, tan pasado, tan divertido que es imposible no quedarse con su grandísima aportación a la temporada. Además me encanta lo que le dice a Hank sobre su obra, y en cierto modo, su vida. Me sorprendió mucho la interpretación de Rob Lowe, un actor al que nunca presté mucha atención pero al que estoy descubriendo gracias a mi visionado de The West Wing.
Fue agradable volver a ver a la prostituta Trixie interpretada por Judy Greer, en uno de los momentos más bonitos y sinceros de toda la temporada. La relación entre ellos siempre ha sido de igual a igual, incluso de cariño y respeto. Bonito detalle.
Carla Gugino, mujer extremadamente hermosa, que se convirtió en la abogada de Hank y ha sido la gran estrella invitada aunque no ha superado ni a la Sue Collini de Kathleen Turner ni al Lew Ashby de Callum Keith Rennie.
Por un momento pensé que Hank daría con sus huesos en prisión pero no fue así, se libró, tuvo la misma maldita suerte de siempre. No me disgustó que se salvase pero hubiese sido un gran final dramático que tuviese que rendir cuentas por sus errores.
Sin embargo, vemos a un Hank sonriente que se despide de su hija y de Karen quienes parece que van a encauzar por fin sus vidas sin la presencia de este desastre humano. Le vimos acercarse al rodaje de la película donde Rankle y Marcy desplegaban todo su encanto y cariño. Le vimos despedirse en un plató de su vida y conducir hacia un luminoso horizonte en su porsche negro llevándose un par de cajas y su máquina de escribir. Dejando atrás la ciudad de Los Ángeles y los últimos cuatro años de su alocada, precipitada y para nada aburrida existencia. Un nuevo comienzo. Y de fondo sonando You Can't Always Get What You Want de The Rolling Stones. Grande. Si este hubiese sido el final de la serie me hubiese quedado contenta pero ya sabemos que tendremos quinta temporada, así que el futuro traerá más sexo, más alcohol, más dudas, más dolor y más amor para todos los pobladores de Californication. Hank tocó fondo y ahora sólo le toca levantarse.