Me he despertado pensando en las relaciones, en especial en esas que no son fáciles.
Hay relaciones que duran toda la vida, hay otras que se acaban, dejando un significado importante y luego están aquellas de las que uno tiene que salir corriendo.
Me he dado cuenta que tengo una de esas relaciones intermedias que no hacen daño pero que lentamente te desgastan.
A veces somos muy tercos, yo lo soy, lo reconozco.
La conocí hace más de tres años, era y es la más bonita. Tiene magia y enamora.
Ya no puedo decir que sea un amor pasajero, es demasiado tiempo.
Me gusta, me atrapa, sé que me va a dar quebraderos de cabeza pero no puedo decirle no, quiero seguir hasta que no se pueda más.
Ella es atractiva, salta a la vista, sabe lo mucho que puede ofrecer y por eso se vende cara.
Tal vez hubo un tiempo en que la idealicé pero ya no, ahora reconozco sus defectos y sé que no puedo cambiarlos, aún así me sigue gustando. Siempre hay algo de masoquismo en estas relaciones.
Sé que terminaré por abandonarla, como tuve que hacer con otras relaciones, porque al final lo que importa es ser feliz y llegará el momento en el que no me haga feliz. Lo sé.
Pero hoy no, hoy sigo aquí queriendo saborear cada rincón de ti y seguir queriéndote un poquito más.
Algún día yo también dejaré un pedacito de mi corazón aquí como lo hicieron tantos otros, al igual que Tony Bennett.
A mi querida ciudad de San Francisco.
S.
San Franciscovivir en San Francisco