Hay una tendencia al egotismo en el ser humano bastante importante. Podemos demostrarla en todas las ocasiones, o solamente cuando nos quedamos solos repasando la última reunión, donde nos autonconvecernos de que nosotros podríamos, perdón, no solo podríamos sino que lo haríamos mejor.
Este pensamiento de que somos mejores de los que actualmente están al cargo lo vemos en todos los lados. Una de las frases que más oigo cuando vas al bar a tomarte un café es la de si yo cobrará lo que cobra Messi, cogía el balón con los dientes y no me lo quitaban ni disparándome. Puede que estén en lo cierto, pero no creo que podamos comprobarlo colocando a ese incauto tertuliano en un campo de fútbol mientras once jugadores se dedican a practicar el tiro al delantero centro.
Tenemos un ego tan subido que después de la invención del fuego y la rueda, estaríamos nosotros, justo ahí, en el tercer puesto, justo al lado del que inventó las patatas bravas. La verdad es otra, la verdad es que más allá de quejarnos, no solemos hacer nada que aporte alguna mejora. Una de las frases que más me repetía un directivo respecto a las quejas es que siempre las facilitaba y daba todo tipo de ayudas para que surgieran a la superficie y no se quedaran en rumores de sala de café. Su truco estaba en que por cada queja que tenían, debían que presentar tres soluciones distintas con sus consecuencias. El resultado era bastante llamativo, no se quejaba nadie.
Obviamente esto no solucionaba nada, la gente seguía quejándose pero todavía más en silencio para que no les acusaran de ineptos por no usar el canal adecuado. Esto demuestra de forma palpable que hablamos más de lo que nos merecemos. Si existe un problema, crees que la dirección que se está tomando es equivocada, has de plantear una alternativa que esté razonada. El bramar como un cosaco después de acabar con toda las existencias de piel fermentada de patatas gallegas no aporta nada más que un desahogo. Quejarse es fácil, buscar soluciones y ejecutarlas es lo que realmente marca la diferencia.
Así que la próxima que os quejéis, tener en cuenta si lo hacéis porque somos latinos y no es que nos arda la sangre, es que la usan como combustible para cohetes, o bien queréis provocar un cambio. Si es lo segundo aquí me tienes con los dos oídos abiertos de par en par deseando escuchar tu punto de vista y las opciones que existen para mejorar. Si resides en la primera opción, acércate cuando sea la hora del desayuno, que es cuando hay barra libre para quejarse, pero después de esa franja horaria, sino tienes algo más que decir, ya puedes dar media vuelta.
Película: León
Esto es un resumen del artículo You say you want a revolution, well you know escrito para Exelisis. Visita la web para más información y compártelo si crees que es interesante.