El día en que la vida de Yucca Stevens cambió para siempre era un domingo, 12 de febrero de 2012. Acababa de tomar un café en su piso de Illetes (Calvià). Le había acompañado su madre, que le trajo unas zapatillas de regalo. Al recoger las tazas para llevarlas a la cocina, Stevens se resbaló y cayó. En ese momento, estaba sola y tuvo que llamar a un vecino para poderse levantar. En el hospital de Son Espases, le dieron el diagnóstico: fractura cerrada de tibia.
Sin que ella lo supiera entonces, a partir de ahí se inició un calvario de hospitales, con casi una decena de operaciones, que desembocaron en la amputación de su pierna derecha y en unos problemas económicos como consecuencia de esa invalidez que le han llevado a perder su sustento como autónoma y a estar a punto de quedarse sin su apartamento.Stevens explica en su silla de ruedas que en el origen de sus problemas se encuentra una supuesta negligencia médica: no le detectaron a tiempo que tenía una infección en la pierna, ocasionada por una bacteria estafilococo epidermidis. Por este motivo, ha iniciado los trámites para presentar una demanda contra la aseguradora del Servicio de Salud de les Illes Balears (Ib-Salut).El litigio se halla en fase de diligencias preliminares, que es el paso previo a la interposición de la demanda. El abogado de Stevens, Rubén Darío, de la Asociación de Víctimas de Negligencias Sanitarias (Avinesa), ya ha registrado una solicitud en un juzgado de primera instancia de Palma para que el Ib-Salut facilite el historial médico de Yucca y comunique cuál es la compañía aseguradora con la que tiene suscrita la póliza de responsabilidad civil.A preguntas de este diario, el Ib–Salut no entró a comentar el caso al encontrarse en fase judicial.El día de la amputación"En verano de 2013, se decidió la amputación y fue entonces cuando se reveló que esa bacteria había sido el problema. Yo entiendo que puedes coger una infección en un quirófano. Lo que denuncio es que no se detectó a tiempo. Ninguna de las personas que me iban viendo se dieron cuenta de que la herida no estaba bien", detalla Stevens, que recuerda que, desde el primer día, se dio cuenta de que la herida no se curaba."La herida era muy fea, horrorosa. Siempre estaba con curas", cuenta. El estado de su pierna derecha empeoró en abril de 2012, dos meses después de romperse la tibia. "Me abrieron la venda y salió un chorro de pus sobre la bata del enfermero", explica.A raíz de eso, la operaron de nuevo. Recuerda que fue el día en que su padre, que estaba ingresado en el mismo hospital, murió. A Yucca le instalaron entonces un fijador exterior en la pierna. Le hicieron trasplantes de piel y le practicaron un injerto de peroné en la tibia. Pero llegó el verano de 2013, y no mejoraba. "Tuve que decidir la amputación", dice.Sin trabajoCuenta que, al principio, su actitud fue positiva. "Es que tuve que elegir. O me pego un tiro o salgo adelante. Y yo no me considero una persona débil", relata. En ese momento, no contaba con los problemas económicos que vendrían después. Sus problemas médicos y la crisis se llevaron por delante la inmobiliaria de Son Caliu en la que trabajaba como autónoma. Su coche, embargado. Y su piso de Illetes, igualmente endeudado. Está al borde del desahucio. "No me iré de mi casa. ¡Que me lleven en brazos! ¿Adónde iría?", se lamenta.Actualmente, Yucca sólo cuenta con la renta mínima de 426 euros al mes que le proporciona la conselleria de Bienestar Social y con la ayuda de Servicios Sociales del ayuntamiento de Calvià. Una trabajadora social le lleva comida regularmente.Junto a su demanda contra el Ib-Salut, su batalla más inmediata pasa por conseguir una prótesis de calidad, que le permitiría trabajar. "Para la prótesis más barata, tienes que adelantar 4.000 euros y Salud después te lo devuelve al cabo de dos años. Pero no tengo ese dinero para adelantar", dice, antes de concluir: "¡Soy demasiado joven para ser pensionista!".www.diariodemallorca.es/part-forana/2016/02/21/plantee-pegarme-tiro-o-seguir/1095544.html
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Revista Solidaridad
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