Caminando por las calles de Cuba, con la cara mirando hacia el norte se pierde en el horizonte. El «patriota preocupado» ha depositado sus esperanzas a 90 millas de Cuba, quiere anexarse como un apéndice y así piensa dejar ir todas sus penas, dejar que otros lo dirijan, es un ser que ha renunciado a toda autonomía personal y se ha convertido en fiel pregonero de la propia agonía que lo consume.
Anda este «caballero» con su pullover lleno de hoyos morales, en la parte de atrás la etiqueta por fuera, como aquel que anuncia su venta, no es muy caro, la verdad ya se da por regalado, la etiqueta «Made in Usa», se deja llevar por el odio, se consume, no es líder, no es nada, es una marioneta más a la que han dejado solo y ahogándose en un pantano.
El mesías de los vende patrias
Ahí va, el mesías de los vende patrias, en su afán por destruir la Revolución, se ha encontrado con un muro, chocó fuertemente con la historia y esta le ha dado una lección.
Al final, esta gente ni siquiera forman parte del imperio que tanto desean que los domine, ¿es que acaso no creen que el poder imperial no sabe reconocer el valor del que le reta? Basta de traidores, consignas robadas, discursitos ilógicos y actores de poca monta.
Uno de los poetas de la corte del Emperador Romano Augusto dijo: «Dulce et decorum est pro patria mori.» (Dulce y hermoso es morir por la patria), este poeta se llamaba Quinto Horacio Flaco.
Nosotros contamos con algunas líneas parecidas en nuestro himno patrio, (…) que morir por la patria es vivir (…), tenemos la frase ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!, no somos imperio, pero somos patriotas y amamos nuestra tierra, estamos preparado para defenderla incluso aunque nos cueste la vida, después de todo, ¿que sería la vida de un hombre o mujer sin patria?
El Patriota Preocupado
Parece que el «patriota preocupado» es más que nada un mero personaje trágico de esos que ha decidido vender sus servicios a su propio verdugo, dispuesto a vivir sin patria, soñando con ver su cabeza besando el pie que lo patea, termina tristemente mirando su final, en la guillotina.
La historia premia a los valientes, ningún pueblo sigue a un cobarde. Podrás engañar a dos o tres, quizás por un corto período de tiempo, pero Yunior ni tu mismo te crees ese cuentecito, esta es la vida real, metete la etiqueta del pullover por dentro, ni democracia, ni libertad de expresión, ni derechos humanos, ni siquiera el pueblo de Cuba. Tú eres adicto al dólar, si te falta te dan ganas de hacer marchas, de parlotear ciertas sandeces. Todo hasta recibir la dosis, después se te ve tranquilo. Todos lo sabemos, que entre tanto y tanto te sacas y metes la etiqueta cada ves que te falta eso que tanto te gusta.
Tranquilo, no tenemos dólares de esos que tanto te complacen, pero tenemos tu medicina, algunos remedios, aunque bien saludables, quizás sepan un poco amargo, pero creo que es hora que pruebes un poco de jarabe para la tos.