Prayer to the East
Algunas veces me hago la siguiente pregunta: Cuando un intelectual crea una obra, sea esta de carácter literario, musical, pictórico, fílmico o de cualquier otra índole, donde exalte valores eternos como la libertad, la igualdad, la fraternidad, la solidaridad, el apoyo mútuo, la justicia social, etc; o denuncie la tiranía, la soberbia, la explotación, la represión, etc de unos colectivos humanos sobre otros…¿Qué sentimiento o pensamiento tendrá más peso en su mente? ¿Aportar su granito de arena a la eterna lucha de los oprimidos contra cualquier tipo de poder opresor? ¿O alcanzar el éxito y reconocimiento que su ego necesita? ¿Cuántos intelectuales, furibundos revolucionarios en sus inicios, no terminaron siendo seducidos por la adulación del poder?. Bien es verdad que los oprimidos necesitamos de su voz, de su mano y de su letra para que nuestro camino hacia la emancipación esté más definido, para que con sus obras insuflen nuevos bríos a nuestros vapuleados cuerpos, pero también es verdad que algunas veces, y por nuestro propio bien, deberíamos olvidarnos de los nombres que dieron vida a esas obras que sirven para iluminarnos el camino. Nuestro eterno recuerdo, respeto, agradecimiento y admiración a tod@s aquell@s intelectuales que fueron y son coherentes con su voz o sus escritos de denuncia hacia el poder y que lucharon y luchan codo con codo con los oprimidos y excluidos sociales sin importarles las consecuencias sociales o económicas a las que su elección pueda conducirles. Y, fijaté tú, sin detenerse en reparar en eso que llaman derechos de autor.
lonemanshane