No creo que el mundo del cine haya sido suficientemente justo con ella, una de mis actrices favoritas a la que le tenía muchas ganas de realizar una entrada, y con la excusa del western que revise el otro día, en el cual interpretaba fantásticamente a Calamity Jane, me animado en homenajearla en este post.
Yvonne De Carlo fue toda una luchadora
Creo que a pesar de todas las dificultades que tuvo en su vida, nunca se rindió y supo renacer de sus cenizas como el ave Fénix, fue una triunfadora pero no lo tuvo nada fácil en la vida. Su principal éxito fue que supo levantarse todas las veces que se cayó, y la verdad que no fueron pocas.
Supo levantarse todas las veces que se cayó en la vida
Una de las razones por las cuales me gusta tanto Yvonne de Carlo es por su interpretación en dos películas: “La esclava libre (Band of Angels)” (1957) de Raoul Walsh, una de las películas de mi vida, un remake de “Lo que el viento se llevó”, que siendo sincero me gusta mucho más que ella, con la que comparte una época similar, una película donde Walsh mezcla extraordinariamente: drama, romance, aventuras, racismo y esclavismo. La razón por la cual me gusta más que “Lo que el viento se llevó” es por la hermosa Yvonne De Carlo, porque dibuja un personaje más poderoso y menos cursi que la Vivian Leith de “Lo que el viento se llevó”.
Yvonne De Carlo fue la esclava libre
Un Clark Gable ya maduro repite su papel más famoso de la historia del cine, el papel de Rhett Butler, un dandy caballero dueño de plantaciones de esclavos, que se enamora de una esclava tan hermosa y orgullosa como Yvonne De Carlo. Para mí es una película muy especial por escenas tan maravillosas, como es la presentación de Gable pasados los primeros 20 minutos de la película, donde primero se oye su voz, y después emerge su gran figura (qué grande es el doblaje en español de Gable con esa voz tan especial y característica, una vez lo escuche en VO y parece que no me gustó tanto).
Yvonne De Carlo junto a Sidney Poitier
La escena épica donde una tormenta cierra con violencia puertas y ventanas en una preciosa casa victoriana, y él entra con vehemencia rompiendo la puerta de su habitación y besándola con enorme pasión, o ese duelo con pistolas donde Gable vence sin disparar un solo tiro. Y porque creo que nadie saco nunca tan guapa como esta en esta película a Yvonne de Carlo, y como le sientan esos maravillosos trajes y vestidos, un personaje con enorme carnalidad y erotismo para la época en la cual está rodada. Porque como bien dice uno de los personajes de la película sobre ella.
- “¿De qué están hechas las niñas?
- De azúcar y de especias.”
La segunda película de ella que me fascinó en mi niñez fue “El abrazo de la muerte” (1949) de Robert Siodmak, que a su vez es un remake de su propia película de “Forajidos” (1946), cambiando a Ava Gadner por Yvonne De Carlo. Un gran film de cine negro donde otra vez el bueno de Burt Lancaster es arrastrado a un mundo de criminalidad por el influjo y la atracción de una auténtica “femme-fatale”, tan bella como peligrosa. Una película de cine negro con todos los ingredientes que nos gustan de este género: criminales, oportunistas, ladrones, asesinos, robos, atracos, perdedores, golpes perfectos que por supuesto salen mal, mujer fatal, y mucha violencia.
Burt Lancaster e Yvonne de Carlo formaron una bonita pareja
Margaret Yvonne Middleton, que así se llamaba, nació en Vancouver (Canadá) en 1922. Ivonne se crió en un ambiente de bastante pobreza, pues su padre abandonó el hogar familiar, cuando ella tan sólo era una niña. El entorno familiar la llamaba Peggy, fue criada por su abuela porque a su madre le encantaba divertirse por las noches.
Yvonne De Carlo era muy guapa de joven
Ante ésta situación, su madre decidió trasladarse a Los Ángeles, donde veía más posibilidades de comenzar una nueva vida. De niña recibió clases de danza y de ballet, abandonó la escuela secundaria para trabajar en clubs nocturnos y teatros locales, para llevar dinero a su familia. Se empeñó en ser actriz por eso trabajó en los mejores clubs de la ciudad como eran el de Florentine Garders y el Club Polimar de Los Ángeles, siendo una mujer de revista de las más conocidas de la época.
Yvonne De Carlo fue una conocida chica de revista
Fue elegida "Miss Venice Beach" en 1940, a pesar que era una actriz bajita, ya que solamente medía 1’63 m. Para ganarse un huevo en Hollywood participó en numerosos espectáculos para el ejército, y su primera oportunidad la tuvo en un corto musical llamado “Sondie” (1942) donde no podía ser de otra manera interpretaba a una mujer de revista. A continuación participó en su primera película en Hollywood, donde acompañaba a Bing Crosby y Bob Hope en “Ruta a Marruecos”.
Yvonne De Carlo fue Miss Venice Beach
Paramount Pictures la contrató en 1942, y fue entonces cuando adoptó el apellido de soltera de su madre. Tras una veintena de pequeños papeles, en donde su nombre ni siquiera aparecía en los créditos, por lo que dejó la Paramount para fichar por la Universal. La actriz interpretó en sus inicios pequeños papeles en producciones cinematográficas como: “Ruta a Marruecos” o “Por quién doblan las campanas”. Sin embargo, la fama no llegaría hasta 1945, mediante una película llamada “Salomé, la embrujadora”, una genial sátira ambientada en el oeste sobre una espía que se vale de sus encantos para lograr información, una especia de Mata-Hari en el salvaje oeste, película con la que logró su ansiado estrellato. Después de mucho intentarlo la fama de esta película le llevaría al estrellato por el magnetismo que desprendía su mirada en este film.
Yvonne De Carlo como Salomé, la embrujadora
A partir de aquí la obligaron a dar clases de protocolo y elegancia para convertirla en una estrella, misteriosa, inteligente y poderosa. Por lo que tuvo una intensa y cargada vida amorosa, siendo: Howard Hughes, Robert Starck, su Alteza Real Ali Reza Pahlavi, Jock Mahoney y Aly Khan algunas de sus conquistas. Nunca tuvo suerte en el amor, incluso las continuas infidelidades del actor Jock Mahoney y un aborto la sometió a una profunda depresión de la que se también se recupero, gracias a su espíritu de superación y ganas de vivir.
Tuvo una intensa vida amorosa
El éxito de la película “Salomé, la embrujadora”, llevo a que Yvonne encadenase sucesivos papeles protagonistas que la llevaron a gozar de una gran popularidad y a convertirse en una habitual del celuloide en esta década. Su porte exótico, su hermosa cabellera negra y sus bonitos ojos claros destacarían sobre todo en filmes de ambientación oriental, de aventuras y muchos westerns de serie B: “La dama de la frontera” (1945) Charles Lamont, “La esclava del desierto” (1947) de Charles Lamont”; “Río abajo” (1948), “El enmascarado” (1948) y “Calamity Jane y Sam Bass” del artesano de la serie B del western George Sherman, para acabar la década con su mejor película de esta época, la mencionada anteriormente “El abrazo de la muerte” (1949), que aunque tuvo una gran química con Burt Lancaster no repitieron más juntos. En esta década cabe destacar que el año 1947 la pantalla ardió en llamas con la película “La canción de Scheherezade” de Walter Reisch.
Yvonne como Scheherezade
Y entrado los 50 su nombre va asociado al cine espectáculo y de aventuras, y la convirtió en una de las reinas del Tecnicolor. Y tuvo el privilegio de no hacer nunca una película aburrida, sus títulos más destacados son: “El Capitán Pirata” (1950) y “El Halcón Del Desierto” (1950) ambas de Frederick De Córdoba; “Hotel Sahara” (1951) de Ken Annakin; “Chacales Del Mar” (1952) de Jerry Hopper; “El Capitán Panamá” (1952) de Sydney Salkow; “El Paraíso Del Capitán” (1953); “Los Gavilanes Del Estrecho” (1953), obra menor del maestro Raoul Walsh; y sobre todo “Tombuctú” (1959) y “La esclava libre” (1957), dos joyas de dos reputados directores de cine en la cima de sus carreras como: Jacques Tourneur y Raoul Walsh. En todas ellas demostró su talento actuando junto a otras grandes estrellas de la pantalla, tales como: Burt Lancaster, Rock Hudson, Clark Gable, Alec Guinness y David Niven.
Su nombre va asociado al cine de aventuras
En muchas de sus películas Yvonne demostró además su talento como bailarina y cantante, en la película “El paraíso del capitán” (1953) convenció al director Anthony Kimmins para que sir Alec Guinness bailara el mambo, ofreciéndose ella misma como instructora, además Yvonne De Carlo grabó un LP llamado “Yvonne De Carlo Sings” en el año 1957.
Ivonne De Carlo cantaba y bailaba muy bien
Cabe destacar en esta época lo bien que le sentaba el western, porque su sola presencia engrandecía este género, porque quizás no hubo ninguna chica que cabalgase, disparase y le sentase tan bien dos revólveres como a ella. De esta década son las estupendas: “El Piel Roja” (1951) de George Sherman, “Silver City” (1951) de Byron Haskin, “Historia de San Francisco” (1952) de Robert Parrish, “La pradera sangrienta” (1955) de Lesley Selander, “En el límite del desierto” (1956) de John Sherwood, cuyo compañero de fatigas era una habitual de sus películas Rory Calhoun, y sobre todo “Río fronterizo” (1954) de George Sherman y “Passion” de Allan Dwan, dos westerns muy poco conocidos, que nunca figuraran entre ninguna lista de los mejores westerns del género, pero son muy potentes e interesantes. En especial “Passion”, donde interpretará a dos gemelas muy diferentes una de la otra, que intentaran sobrevivir en un mundo de hombres.
Yvonne De Carlo se movia como pez en el agua en el western
Una de sus últimas películas de mérito y lo guapa que estaba fue “Los Diez Mandamientos” (1956), dirigida por el colosalista director y productor Cecil B. De Mille, todo un clásico del cine épico-bíblico en el que Yvonne interpretó a Sephora, la esposa de Moisés, junto al inmortal Charlton Heston. Cuando Cecil B. De Mille vio a Ivonne en “Sombrero” (1953), le ofreció el papel vacante de Sephora. De Carlo aceptó, y rechazó otro papel que se le ofreció en una película alemana al momento. La actriz dijo una vez: "Trabajar con el señor De Mille fue una experiencia de aprendizaje que nunca olvidaré".
Yvonne como Sephora la esposa de Moisés
Se casó con el actor Robert Morgan en el año 1955. Ambos coincidieron en la película “Amores De Un Impostor” (1956). El matrimonio se rompió en el año 1968. Tuvieron dos hijos llamados Bruce y Michael. Durante el rodaje de “La conquista del oeste”, en una escena peligrosa en un tren en marcha, Morgan sufriría un trágico accidente en el que perdería una pierna. Yvonne decidió entonces abandonar su trabajo para cuidar de su marido, a pesar de que se pensaba divorciarse de él.
Yvonne junto a su marido Robert Morgan
Una de las películas que nunca olvidaré de esta época es “La espada y la cruz” (1958) porque interpretaba a la Maria Magdalena más sensual y erótica de toda la historia del cine.
Yvonne también interpretó a María Magdalena
Las cosas no iban bien para el matrimonio, que pasaba por algunos apuros económicos debido a los gastos médicos derivados del accidente de Robert, por lo que su amigo John Wayne, le ofreció un papel en la película “McLintock”(1963), western muy entretenido para lucimiento del actor, que siempre lo recordaré por una simpática escena juntos donde intentaban subir una escalera completamente borrachos.
Yvonne fue muy amiga de John Wayne
Su ayuda no sirvió de mucho, por lo que para paliar la situación, Yvonne decidió retomar su profesión y aceptar un papel en una serie de televisión que preparaba la CBS. La telecomedia fue un completo éxito en todo el mundo, tanto que las nuevas generaciones solamente la recuerdan por este papel para la televisión, gracias a la vampiresa Lily Munster, la angelical esposa de Herman Frankenstein, con la mitad del pelo negro y la otra mitad blanco, en la serie mundialmente conocida como “La familia Monster”. La actriz en más de una ocasión manifestó que: “Nunca imaginé que este papel me daría tanta popularidad”. Aquí en España se hizo muy popular la protagonizada por Ivonne, al incluirla en un espacio dedicado a los más pequeños de la casa llamado “La Bola de Cristal” (como echamos de menos la televisión de antes).
Yvonne De Carlo fue una preciosa Lily Munster
Al finalizar la serie, la actriz no la llamaban para ninguna película, y decidió irse a Broadway donde también triunfó, la cual apareció en el musical “Follies” (1974) de Stephen Sondheim, que fue el que más prestigio le aportó, pues incluso fue merecedora del premio Tony. En este mismo año puso fin a su matrimonio con Robert Drew Morgan.
Follies Yvonne DeCarlo en 1971Continuó entre cine y televisión e interesándose por varios géneros, aunque predominaron en esos años los papeles vinculados a películas de terror o de género fantástico de poco valor cinematográfico. Su última aparición en el cine, se produjo al lado del gran Silvester Stallone, en la película “Oscar” (1991). En 1987 escribió un libro de memorias muy interesante llamado “Yvonne: An Autobiography”.
En sus últimos años de vida, De Carlo vivió en Santa Bárbara. Su hijo Michael murió en 1997 y la actriz sufrió un ataque de apoplejía al año siguiente, pero gracias a su fuerza de voluntad también se recuperó completamente.
De Carlo falleció el 8 de enero de 2007 por causas naturales a los 84 años de edad.
Y muy pocas actrices cuentan con dos estrellas en el Paseo de la Fama de Hollywood, una por su contribución al cine y otra a la televisión.
Una vez uno de sus hijos al final de su vida le preguntó:
“¿Por qué había triunfado en el cine, por suerte, por el destino o por preparación?
A lo que ella contestó: “Todo es lo mismo”.
Mi recuerdo para esta estupenda actriz que supo hacerse a sí misma, y que nunca se rindió hasta triunfar en el cine, y que todo el mundo la recordase como una mujer de espíritu indomable.
Y fue una de las actrices del Hollywood clásico que más westerns realizó: