Zalipie y las casas pintadas
Eran las ocho de la mañana y el termómetro marcaba la acogedora temperatura de seis bajo cero. Estábamos esperando al coche que nos iba a llevar a nuestro primer destino de la ruta que teníamos para hoy, Zalipie. A propósito, no habíamos buscado información al respecto, no sabíamos a donde íbamos, ni lo que íbamos a ver. Simplemente nos habían dicho que merecía la pena. Luego íbamos a pasar el resto de la mañana y la tarde en una ciudad medieval que se llama Tarnów.
Estábamos visitando Polonia el Diciembre pasado, veníamos de conocer Varsovia, una ciudad moderna cargada de la historia que todos conocemos. Habíamos visitado también Cracovia y ya habíamos hecho un recorrido por Auschwitz. A decir verdad, nuestro ánimo había decaído un poco. Por voluntad propia habíamos decidido visitar lugares que indefectiblemente te hacen reflexionar y en ocasiones perder un poco la fe en el ser humano. Sin lugar a dudas, era uno de esos momentos en los que uno necesita un poco de alegría, tampoco demasiada, la justa.
Cuando llegamos a Zalipie nos encontramos con un pueblo de casas desperdigadas. No es un pueblo al uso como estamos acostumbrados donde las casas se agolpan en torno a una plaza y la iglesia. Aquí las casas están muy separadas unas de otras. Nos detenemos en un camino de tierra, que está congelada, frente a la casa museo de Felicja Curylo.
La Casa Museo de Felicja Curylo
En Zalipie hay muchas casas pintadas, pero seguramente la más importante es la casa de Felicja Curylo. Seguramente esta mujer no fue la que ideó pintar las casas de esta manera, ya se venía haciendo desde el S. XVIII, pero sí fue la que dió a conocer este tipo de arte y costumbre más allá del ámbito local. La costumbre de pintar las casas nació en el interior de las mismas. Puedo dar fe del frío que hace en invierno en estos lugares de forma que una de las partes más importante de las casas era la chimenea. Aquí la chimenea tiene una forma especial ya que hace de chimenea, de cocina y en ocasiones de cama, para no congelarse mientras duermes.
El hollín en las paredes era el pan nuestro de cada día y para cubrirlo se encalaban las paredes del interior de la vivienda al menos una vez al año. Para decorar el interior se pintaban seguramente motivos florales que al principio serían como una cenefa o parecido, con el paso del tiempo se desarrollo la complejidad de la decoración hasta llegar a lo que podemos ver hoy en día.
La casa se conserva tal y como era mientras vivía la artista, sin modificaciones. Mientras que en las paredes y chimenea los colores son muy vivos, la decoración del techo es de pintura monocromática. Negro sobre blanco. Según contaban sus nietas y bisnietas, fue por donde empezó a pintar Felicja, por el techo. Sin tener en realidad una depurada técnica ni un conocimiento claro de lo que tenía que hacer.
El exterior esta pintado en fondo rosa con los detalles en azul. Es inesperado encontrarse una casa como esta en mitad de la nada. Pero no es la única, justo frente a ella hay otra casa que también es una preciosidad, decorada con gusto y fantásticamente bien pintada.
La casa de la cultura de Zalipie y las pintoras
Nos había sorprendido la visita y nuestro ánimo ya era diferente. Pawel, que era nuestro acompañante y un tipo excelente, debo decir, decidió que teníamos que ir a la casa de cultura de Zalipie y además conocer a las mujeres pintoras. No teníamos ni idea de a donde íbamos pero tampoco perdíamos nada por ir.
Casi parecía que les daba a ellas más vergüenza que a nosotros. Se miraban de soslayo y sonreían o se reían mientras las hacíamos alguna que otra foto entre medio robada y medio posada. Nos invitaron a café caliente y nos dejaron observando su trabajo. Se dedican a pintar todo tipo de cosas, jarrones, piezas de artesanía, y por supuesto cuadros. Y es su forma de vida, ya que los venden para ganarse un dinero. Tenían el salón decorado al estilo de la zona, y la entrada y algunas estancias me encantaron.
Dabrowa Tarnowska y la Sinagoga
El origen de esta ciudad se remonta al final de la última era glacial aunque históricamente no se documentó hasta el Siglo XV. Su nombre significa "Los bosques de Roble cerca de Tarnów". Está de camino a Tarnów yendo desde Zalipie y decidimos parar para visitar la sinagoga. Es un museo de la realidad judía y de su historia y costumbres, aunque como ya nos habían explicado, ya casi no quedan judíos en Polonia. En esta ciudad, asesinaron a la gran mayoría, sólo cerca de una centena regresaron tras la guerra.
Puedes ver la parte inferior o piso bajo donde rezaban los hombres y el piso superior donde lo hacían las mujeres. También hay multitud de objetos y recuerdos.
Tarnów. Ciudad Medieval
Llevaba tiempo con ganas de escribir acerca de Tarnów. Me encantó la ciudad. No esperes grandes cosas, monumentos o iglesias porque aquí no los vas a encontrar, aunque tienen sus particularidades. Pero sí encontré una ciudad que conserva su identidad y su historia, tranquila y agradable donde la gente es particularmente amable.
La Plaza del Pueblo y la torre del Ayuntamiento.
Está considerada como una de las más pequeñas de Polonia, pero aún así es muy bonita. Es sencilla y sobria y tiene la torre del ayuntamiento en el centro, es del Siglo XV y ahora es un museo. Tuvimos la oportunidad de entrar y visitarlo. Puedes ver pinturas, joyas, detalles, documentos y armas de la historia de esta ciudad.
Además pudimos vestirnos de la época! Las casas que rodean la plaza son de la época del renacimiento, las más bonitas son las que tienen unas arcadas y porche.
La basílica Catedral
Es la iglesia principal de Tarnów. En su interior están los monumentos fúnebres esculpidos más grandes de Polonia. Corresponden a las familias Tarnowski y Ostrogski, uno frente al otro. En el exterior de la basílica se puede ver una escultura al Papa Juan Pablo II.
La Casa Mijotajowski
Justo frente a la catedral de Tarnów está la casa Mijotajowski que es la más antigua de la ciudad y que data de 1524. Se construyó aprovechando la muralla que levantó Herman Tarnowski, utilizándola como uno de los muros de la vivienda. Hoy en día es el museo diocesano.
Bimah. Restos de la sinagoga
Este monumento es un resto de la sinagoga de la ciudad que dejaron en pie los alemanes.
El museo Etnográfico
Es un museo dedicado a la cultura e historia gitana en Polonia. Es un museo relativamente pequeño dedicado en exclusiva a esta sociedad que se extendió por toda Europa, desde Rumania hasta los Países Bajos. Puedes ver como es su cultura y tradiciones, como vestían o como son algunas de sus ceremonias. Sus típicos carromatos, etc.
El Cementerio
Este fue el lugar al que más tiempo dediqué. Me llamó muchísimo la atención porque todas las lápidas están amontonadas y desordenadas. El motivo es que los alemanes las utilizaron para pavimentar las calles. Posteriormente las recuperaron y las colocaron como pudieron. Me llamó muchísimo la atención la falta de humanidad que se necesita para tratar así la memoria de los difuntos.
Se hacía de noche y estaba cayendo una nevada importante así que tuvimos que emprender nuestro camino de vuelta a Cracovia. Habíamos aprovechado bien el día visitando Zalipie y Tarnów, dos visitas muy interesantes.