Las recientes declaraciones de viejas glórias del PSOE como Leguina, Corcuera o González, las declaraciones de actuales (pero ya algo veteranos) dirigentes del PSOE como Fernández Vara o Belloch, o las más recientes declaraciones de alguien que acaba de llegar a primera línea como Susana Díaz me hacen llegar a una conclusión.
Zapatero fue el último (y uno de los pocos) federalistas del PSOE.
No entiendo ese cainitismo que existe en el PSOE respecto a Zapatero, en este artículo profundizan un poco más, yo lo achaco a que las mediocracias y los barones del PSOE son antiliberales y contrarios al pluralismo político y que las políticas de libertades civiles, de integración cultural y de un intento de avance federalista van en contra del ADN del socialismo jacobino y antiliberal que rige en las mentes de una parte importante del PSOE.
La tesis de que el Estatut es el causante del auge del independentismo
Sobre el “problema catalán”, en Ferraz existe la tesis siguiente: “El Estatut no tendría que haberse realizado, ofreció promesas que luego recortó el Tribunal Constitucional ya que era incompatible con la Constitución y esto ha generado una frustración que ha llevado a un auge del independentismo”.
Me gustaría entretenerme en este argumento, para deconstruirlo. Quien enarbola este argumento no se da cuenta que cae en una contradiccion lógica grave o es un hipócrita y un cínico de cuidado. Me explico.
Este argumento asume que realmente en Catalunya había un deseo de más autogobierno, de construir un modelo de relación federal con el estado. Que este deseo es previo al Estatut. El Estatut lo que hace es despertarlo, darle esperanzas y luego cortar esas alas.
Asumamos que la segunda parte es cierta y que no habría esa sensación de “estafa” si no hubiera habido un nou Estatut y Zapatero no se hubiera partido la cara por él.
¿Qué escenarios alternativos habría habido? El mejor escenario para el PSOE era que se mantuviera el status quo y continuáramos con la estrategia del “peix al cobe” in secula seculorum. ¿Pero cuántos años se quiere eludir el debate del modelo de estado y cuántas competencias se pueden transferir sin tocar el modelo de estado federal?
El rollo ha durado 25 o 30 años, y eso es lo que Maragall y algún otro se dieron cuenta:e o se planteaba una alternativa a esta escalada de más competencias, con los ánimos calmados, antes de que los efectos de “apaciguamiento se agotaran”, o lo único que se hacía era retrasar un debate que desde la LOAPA (realizada con la amenaza del golpismo) había quedado cortado.
Antes del Nou Estatut el soberanismo y el federalismo eran abrumadoramente más apoyados que opciones defensoras del status quo, ya existía la percepción de agotamiento del modelo de negociación del pujolismo y ya se quería adquirir una relación más de igual a igual con el estado español. Lo que no entiende ese PSOE jacobino y antiliberal es que el Estatut era un pacto de mínimos para mantener el pacto de estado.
Ponernos en hacer hipótesis de si no hubiera habido “Nou Estatut” el independentismo no hubiera aumentado es un ejercicio intelectual vacío y falaz. El independentismo hubiera aumentado igualmente, si no es por la frustración que ya tenía el agotado modelo del “peix al cobe”, o por las balanzas fiscales (las cuales existían antes del Nou Estatut) o por el trato despectivo de un PP y parte del PSOE por las leyes catalanas y su intento de re-españolizarnos. La sentencia del TC ha provocado una reacción que objetivamente está sobredimensionada, porqué responde a una acumulación de décadas, porqué responde y muestra la ausencia de alternativas entre el soberanismo y el status quo. Si no hubiera sido la sentencia del TC, hubiera sido cualquier otro gesto de alguna institución española lo hubiera levantado.
El problema está ahí, existe toda una comunidad política que abrumadoramente quiere otra relación con el estado español (o pirarnos o montar un estado confederal o federal con competencias definidas e intocables). La torta la puede haber dado el TC, o Wert con su ley educativa unos años más tarde… Un ejemplo, y un problema futuro: los de ses illes están realizando el acto de desobediencia civil más valiente de toda la historia de España por defender el catalán y no les han tocado el Estatut, cuando las encuestas muestren que el independentismo en Baleares está aumentando, ¿habrá sido culpa de Zapatero y del Estatut de Catalunya?.
Más allá de eso hay un gesto de hipocresía política. Durante años se lleva diciendo que vía las urnas y la democracia se puede conseguir cualquier propuesta política. Resulta que eso es cierto excepto aquellas que van en contra del status quo, el reparto clientelar de poder y financiación autonómica, en contra de los privilegios del concierto vasco y navarro o las que plantean que una región de España pueda definir su futuro político. Para las tesis jacobinas del PSOE era mejor engañar a los catalanes haciéndoles creer que España algún día podría avanzar hacia un estado federal que quitarles la venda de los ojos y descubran que España será siempre un estado centralista cuya descentralización de competencias siempre será subsidiaria y su modelo de financiación estará en las manos arbitrarias de cada gobierno central. O sea, que el Estatut fue un error por mostrar los límites que son aceptables para el poder político español. Me cuesta aceptar la hipocresía de semejante postura, y que los “compañeros” del PSOE que son capaces de realizar estos argumentos puedan denominarse simplemente demócratas. Es asumir que es preferible tener 7,5 millones de ciudadanos engañados para que sigan aceptando el poder establecido y el status quo a confrontar un problema político. Desde la perspectiva del liberalismo político (no hablo del económico), el que ha ayudado a construir las democracias, desde la perspectiva de un socialdemócrata, ese argumento es simplemente, repugnante.
No es sólo una cuestión de declaraciones de unos dinosaurios o los dirigentes del PSOE de las regiones subsidiadas que ven amenazado sus intereses clientelares, es algo que está en la propia línea general del propio PSOE. Después de la derrota electoral del 2011 el PSOE planteó como alternativas a dirigir el partido dos versiones del mismo jacobinismo antiliberal (y en esto algo de responsabilidad también ha tenido el PSC) y un año y pico más tarde ha planteado una propuesta como la de Granada que está por debajo de lo que el PSOE votó en el último mandato de Zapatero. La dirección del PSOE ha dejado claro por activa y por pasiva los límites del autogobierno y donde reside la soberanía, los límites de su modelo de estado de autonomías, y no hay ninguna voz crítica dentro del PSOE que les contradiga en este sentido.
Está claro que Zapatero ha sido el último federalista del PSOE, y que si algo le quiero agradecer es su sincero esfuerzo porqué los federalistas catalanes y españoles pudiéramos intentarlo en su momento. Delante estos “socialistas” antiliberales y jacobinos que pululan por el PSOE, Zapatero es un verdadero gigante.