El conflicto del Sahara y la vergonzosa sumisión de España a Marruecos han hundido todavía más a Zapatero, situando su prestigio e imagen en niveles insólitos e insoportables. Es ya el dirigente europeo peor valorado por su pueblo y uno de los más rechazados en todo el mundo.
---
Ha bastado el conflicto sangriento entre el sultán totalitario de Marruecos y los saharauis para que las miserias y carencias humanas y democráticas de Zapatero salgan a flote y luzcan con todo su horror y vergüenza. Su sometimiento a Marruecos es tan humillante que la sociedad española ha reaccionado como un resorte y se le ha puesto en contra, incluyendo a los incondicionales de la SER y de la ceja. Ni siquiera es concebible que un ser humano decente se sienta representado por semejante enano político y moral.
La imagen de Zapatero, ya dañada de manera irremediable por su incompetencia ante la crisis, por el desempleo masivo, el avance de la pobreza y otras cerencias como el recurso constante a la mentira y a enfrentar a unos ciudadanos con otros, se ha hecho añicos con el actual conflicto del Sahara.
Ángels Barceló, periodista de la SER y hasta ahora una de las más fieles pretorianas de Zapatero, tras haber sido expulsada de Marruecos por la policía totalitaria, ha dicho que "Es inadmisible que el Gobierno español solo pida que no expulsen a los periodistas".
El actor Javier Bardem, otro incondicional del "Zapaterismo", critica a Zapatero por anteponer "intereses" a "derechos humanos" y sostiene que "La actitud del Gobierno frente a Marruecos es vergonzosa y servilista".
Dentro del PSOE existe indignación y mucha oposición a la cobardía del gobierno, pero dentro de ese rebaño lanar siempre se guarda silencio y se impone el antidemocrático concepto de "lavar la ropa sucia en casa", eludiendo así la transparencia y la verdad exigidas por la democracia.
Prácticamente el país entero está indignado ante el rastrero espectáculo del gobierno español, que ha asumido como propia la increible versión oficial del reino vecino, a pesar de las imágenes, de los testimonios y de las pruebas presentadas por testigos de la brutal represión. Según Marruecos, sus tropas y fuerzas represivas entraron en el campamento saharaui para "defender" a las mujeres, niños y ancianos que habían sido secuestrados por activistas bien entrenados. Dicen también que entraron con tacto y que hubo bajas por ambas partes, sin mencionar muertes, desapariciones, torturas y cárceles oscuras, sin garantías para los detenidos.. Rubalcaba, al otorgar credibilidad a su colega marroquí y anteponer su versión mentirosa a la verdad, ha despreciado la defensa de los derechos humanos, se ha cavado su propia tumba y cerrado cualquier horizonte político en un país que si algo desprecia es el "espectáculo" de la cobardía pública, aunque millones de españoles practiquen esa cobardía a oscuras.
La bota de Marruecos aplastando a los saharauis ha tenido la virtud, insólita en una España dividida y moralmente degradada, de unir a todos contra el gobierno de Zapatero y sus "aliados" de Marruecos. En las manifestaciones y declaraciones contrarias al abuso marroquí están todos los partidos políticos, los sindicatos, los intelectuales, el grueso del periodismo y la practica totalidad de los demócratas y de la gente decente de España. Al lado de Zapatero sólo quedan algunos fanáticos incondicionales, algunos periodistas sometidos, que hace mucho apostataron de la verdad, y buena parte de los "colocados" por el poder, que ordeñan a diario al Estado español sin aportar nada a cambio.
Las encuestas, a partir de ahora, van a reflejar una nueva caida en barrena de Zapatero y su gobierno, cuya popularidad actual, la más baja de toda Europa y una de las peores del mundo, está por debajo de la que tuvo Bush al salir de la Casa Blanca y de la que ha obligado a Sarkozy a cambiar a su gobierno en pleno.
Con índices tan bajos de aceptación y con nueve de cada diez españoles que le rechazan, la única salida digna del fracasado Zapatero es la dimisión y la convocatoria de elecciones anticipadas.
Obligarle a irse pronto, antes de que culmine su catástrofe, debería ser la prioridad absoluta para todo ciudadano demócrata, digno y decente de este país.