Aunque en el artículo anterior hemos hablado de los elementos necesarios a llevar en rutas de varios días ahora nos centraremos en el tipo de calzado que echar en las alforjas.
Lo más importante que deben tener unas zapatillas es una buena protección ante la humedad y el viento. Encontrando este tipo de calzado nos aseguraremos disfrutar de una marcha totalmente placentera puesto que es una de las zonas que más debemos cuidar en la práctica de este deporte.
Normalmente nos encontramos con aficionados que suelen llevar zapatillas con calas adaptadas en sus salidas, pero os diremos que es un error puesto que para salir uno o dos días pueden venirnos muy bien, pero cuando hablamos de un viaje en bicicleta de una duración mayor debemos buscar que tenga características como éstas: material versátil, robustez y peso.
Una alternativa son las botas de montaña de caña baja para proteger los pies del viento, la lluvia y nos permite atravesar zonas con barro sin ningún problema. Son las mismas que podríamos utilizar para hacer senderismo por la montaña, por lo que si os gusta también esta afición podéis aprovechar el calzado.
Si estáis acostumbrados a los pedales automáticos y queréis ir alternando, existe la opción de los pedales mixtos que se pueden utilizar las calas y el pedal normal según cada momento.
Por lo tanto, un calzado que transpire y que nos proteja de las adversidades del camino y climatológicas serán la opción más adecuada para que tengamos una ruta sin inconvenientes ni molestias en los pies.
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