Entre todas las especies de cetáceos que habitan en nuestros mares, los zifios son el grupo más desconocido. De hecho, hay algunas especies que solo se conocen por un par de registros de animales varados en las playas. Actualmente se reconocen 22 especies dentro de la familia Ziphiidae, lo que la convierte en la segunda familia más diversa dentro de los cetáceos después de la familia Delphinidae.
Los zifios son cetáceos de tamaño medio, con una longitud que oscila entre los 4 y los 12 metros de longitud, según la especie y que se caracterizan por la presencia de un hocico alargado que en el caso de los machos cuenta con dos dientes que usan en sus peleas por las hembras.
Macho de Zifio de Cuvier (Ziphius cavirostris) con el dorso cubierto de cicatrices
Uno de los motivos por el que los zifios son los grandes desconocidos dentro de los cetáceos son sus costumbres esquivas y sus hábitos alimenticios, ya que capturan sus presas a enormes profundidades y son capaces de permanecer sumergidos más de una hora sin salir a la superficie a respirar. De hecho, el Zifio de Cuvier ostenta el récord mundial de profundidad, ya que según se registra en un artículo publicado en 2014 en PlosOne, un ejemplar de esta especie monitorizado en aguas del sur de California, se mantuvo 137 minutos bajo el agua, alcanzando casi 3.000 metros de profundidad.
Macho de Zifio de Cuvier poco antes de sumergirse
La mayoría de las especies de Zifios se sumergen a esas profundidades para capturar calamares, que son las presas principales que componen su dieta y por eso, suelen verse en aquellas zonas donde termina la plataforma continental y comienza el talud, donde las profundidades se disparan hasta alcanzar más de 4000 metros, y donde viven estos cefalópodos.
El Golfo de Bizkaia es una de las mejores zonas para ver algunas especies de zifios, ya que a medida que nos adentramos hacia el este, la plataforma continental se estrecha y la zona del talud está más cerca de la costa. Yo he tenido la suerte de poder salir en barco varias veces desde el puerto de Santurtzi en compañía de mis amigos de VERBALLENAS y disfrutar de varios encuentros con estas especies, pero la semana pasada fue algo especial, ya que si bien los avistamientos de Zifio de Cuvier están prácticamente asegurados en más del 90% de las salidas, el viernes pasado pudimos gozar de un encuentro cercano con una especie mucho más esquiva, el Zifio de Sowerby (Mesoplodon bidens), que curiosamente se ha visto en 4 de las 5 salidas realizadas esta temporada.
Hembra de Zifio de Sowerby acompañada de una cría de pocos días
Durante esta salida, después de habernos encontrado con varios grupos de delfines comunes y listados y con un grupo de cuatro zifios de Cuvier, cuando las condiciones empeoraban por momentos debido a que el viento del nordeste arreciaba cada vez más fuerte, nos encontramos con un grupo formado por cinco Sowerbys, un macho y dos hembras con sus crías, que pudimos ver durante varios minutos a escasos metros del barco.
Cría de Zifio de Sowerby nadando en superficie
Durante las primeras semanas de vida, las crías de los cetáceos apenas se separan de sus madres, nadando pegadas a ellas durante todo el tiempo. Solo cuando se sumergen a grandes profundidades, si son demasiado jóvenes y aún no han desarrollado las capacidades necesarias para seguir a los adultos en sus inmersiones, pueden quedarse cerca de la superficie esperando a que regresen.
Hembra de Zifio de Sowerby
El Zifio de Sowerby es una de las excepciones dentro de la familia de los zifios, ya que su alimentación se compone casi exclusivamente de peces y no de calamares. Según de describe en la escasa bibliografía publicada sobre esta especie, su dieta se compone principalmente de peces bentopelágicos, que encuentran a profundidades superiores a los 500 m y se cree que podrían llegar incluso hasta los 3000 metros.
En estos momentos en los que se cumplen 50 años de la llegada del hombre a la luna, es sorprendente que conozcamos mejor nuestro espacio cercano que los océanos que cubren el 80% de la superficie nuestro planeta, y los zifios son una prueba más que confirma nuestra ignorancia.