zorionak, bernardo

Zorionak, Bernardo.  Has logrado lo que parecía un imposible.  Tu nombre queda isncrito para siempre en el Graduate Center de la City University of New York, donde esta misma semana se ha inaugurado la Cátedra Bernardo Atxaga. Se, porque te conozco, que eres un hombre humilde, poco dado a reconocimientos y honores, pero en este caso debes sentir todo el orgullo que significa asentar en el corazón de de la Gran Manzana un espacio propio y exclusivo para la literatura y el euskera. He podido  comprobar, en un programa de televisión,  que en el aula de tu conferencia de presentación se sentaban gentes de diferentes culturas, unidas por un interés común sobre Euskadi, sus habitantes, su lengua y sus raíces.  Me alegro de corazón por tí y  por el euskera, que en casa es todavía arma arrojadiza en la baja política, mientras en el mundo se le mira y trata con el respeto y el valor que tiene.