Quizá los recortes que ha anunciado Zapatero para atajar la crisis sean necesarios, pero el traje que nos quiere hacer quedará descompensado. Con una manga más larga que otra. Con una pernera que no llega al tobillo mientras nos pisamos la otra.Zapatero se ha quedado corto en el tijeretazo.
Se echan de menos otros recortes. Mucha gente ya ha pedido que se recorte por el lado del Ministerio de Defensa, con los proyectos de armamento o las misiones en el extranjero, como la de Afganistán, extremadamente onerosa, además de peligrosa. Lo mismo que la del Líbano. Tampoco entiendo qué hace las tropas españolas en Bosnia, un país ya pacificado y tranquilo.
Se echa de menos un recorte en la participación de la Iglesia en la recaudación del IRPF. ZP no ha tocado un duro de los obispos, y estos, ladinos como siempre, guardan un ominoso silencio sobre el asunto. Ellos, siempre lenguaraces cuando se trata de la doctrina, están callados y ocultos bajo la mesa para que nadie se fije en ellos y les pidan que se rasquen los bolsillos.
Cuando ZP anunció estos recortes, algunos diputados propusieron que a ellos también les rebajen el sueldo. Pero los obispos no toman ejemplo de las buenas acciones. No les gusta que les toquen el bolsillo, a pesar de que si los tienen rebosantes de billetes es porque ZP dispuso que entre todos, con nuestros impuestos, debemos financiar la Iglesia, aunque seamos ateos.Y se echa de menos una mayor presión fiscal para las rentas más altas o un impuesto especial para las grandes fortunas.También se echa de menos una tasa especial para los bancos, que siguen teniendo beneficios multimillonarios pese a la crisis. Incluso no estaría demás obligar a los bancos y a las entidades financieras a mantener con sus aportaciones un fondo de rescate lo suficientemente amplio para que lo utilicen para autosalvarse de futuras crisis en lugar de tener que acudir a ese Estado tan molesto al que no quieren ni ver cuando las cosas van viento en popa.Estas no son más ligeras puntadas que habría que dar a ese traje contrahecho con el que ZP quiere vestirnos ahora.