Revista Diario

Zu: De trapos, muñecos, o como quieran llamarlo

Por Zulema @MamaEsBloguera

Zu: De trapos, muñecos, o como quieran llamarlo

Leyendo las entradas de Mamá qué sabe y Diario de algo especial, me han hecho retroceder de 7 a 10 años atrás, me han hecho recordar y reírme mucho con la situación que viví, y que viven a día de hoy muchísimas madres.

Para ponernos un poco en situación les contaré que en mi familia cuando un bebé nace, es una especie de tradición que ese bebé uso trapitos de tela (los típicos pañales de tela) mientras come, para dormir tapándose la carita, aunque la verdad no suele pasar del año cuando el bebé normalmente deja esta costumbre. Como muchos saben yo soy hija única, aunque esto es algo que no es correcto al 100% ya que realmente yo me crié con mi primo el mayor, me lleva dos añitos y siempre estábamos juntos. Se ve que para mi primo la retirada de este trapito le creó una especie de trauma (juro que siempre lo he creído) porque hasta el día de hoy, mientras almuerza con los dedos va ovillando el mantel, si se sienta al lado de unas cortinas también las ovilla con los dedos (él ni siquiera es consciente), recuerdo que una vez hasta empezó a ovillarle una falda a mi mamá mientras la llevaba puesta. Este acto nunca me molestó, llegué a acostumbrarme ya que a diario era así, hasta mi embarazo.

Por todos es sabido que el embarazo nos cambia, hay olores que no soportamos, o sabores, o simplemente estamos más irritables. Pues bien, yo durante mi embarazo no soportaba ver a mi primo ovillando todo lo que pillaba, me desquiciaba y me desbordaba. Y no sé el por qué empecé a pensar en el tema de que mi hija podría ser así, ya sabemos todos el dicho de que como le cojas manía a algo en el embarazo tus hijos lo sacarán. Yo como no soy mucho de creer en chorradas tampoco le di mayor importancia, pero vaya, fue algo que me explotó en toda la cara.

No permití que nadie comprara trapos de tela, no los quería para mi hija ni de coña, me aterraba que mi hija ovillase todo lo que tuviese a mano. ¿y qué pasó? Que mi pequeña nació…y efectivamente no tenía un trapito de tela, pero desde el minuto 1 se agarraba a mi ropa y movía los dedos, increíble pero cierto. Después de pasar unas semanas y ver que la niña no cambiaba con eso decidí que igual no sería tan mala idea darle sus trapitos, sinceramente a día de hoy no sé qué me hizo cambiar de idea, no sé el por qué terminé dándoselo, pero lo hice.

Mientras mi niña fue pequeñita no hubo mayor problema, incluso bordé sus trapitos en diferentes colores. El problema se presentó cuando la niña fue creciendo y seguía pegada a su trapo, para dormir, para comer, para salir de paseo… para TODO. Pero no conforme con el uso del trapo 24h al día, estaba la obsesión por el mismo puñetero trapito, no había forma humana de cambiarlo.

Ese trapo salía de la cama, acompañaba al potingue del almuerzo (lo ponía todo perdido), se columpiaba con ella en los parques, esperaba sobre el mueble a la hora del baño (más de una vez me pensé meterlo con ella), así que ya se pueden imaginar cómo terminaba el trapo, NEGRO, OLOROSO, ASQUEROSO. Y aún así la niña no lo soltaba!!!

Las primeras veces decidí esperar a que se durmiese, quitárselo con mucha suerte de que no se despertase, lavarlo y devolverlo a su sitio de origen antes de que la enana abriese los ojos. Pero ilusa de mí tremenda faena, no sé qué le pasaba a mi hija en ese entonces con el olor a limpio, pero desde que le lavabas el trapo decía que ése no era el suyo, que quería el suyo, y no vean qué show.

Aunque hoy en día me río mucho de todo esto, llegó a ser verdaderamente desesperante. De verdad me preocupaba que mi hija no me permitiese ni lavar ese asqueroso trapito, así que le bordé tres más iguales, y seguí el mismo procedimiento de cambiarlos mientras dormía. Terminó acostumbrándose, aunque no se quitó ese afán con la prenda.

Hasta los tres años (y largos) no decidió dejarlo, y sinceramente ya no recuerdo el día en que se olvidó de él para seguir creciendo, pero me alegré y me alegro mucho de que mi enana dejase atrás la etapa de imitar a Linus Van Pelt (el de Snoopy) para seguir creciendo.


Volver a la Portada de Logo Paperblog