ZuM aDiCToS … … :_(

leyendo la última ZuM! con lagrimitas en los ojos...por qué lo bueno siempre se acaba antes...?

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Bebo y me vuelve a quemar el estómago, me caigo, me incorporo, pago y salgo del bar. Me he levantado hace un rato con la boca seca y llena de tierra. He resucitado junto al bar del trenecito del parque grande, donde todo el mundo lleva sus perros a jugar y a que hagan sus cosas. Un pastor danés me ha medio desenterrado. Le he dicho al dueño que me emborraché el Pilar pasado y que allí me había quedado, medio muerto, si no llega a ser por su perro…y que tenía prisa, que mi familia me estaría buscando. Manda huevos. Tengo más sed que un pueblo en fiestas, que los cuñados del novio. No dejo de escupir briznas de hierba y tierra y caca de perro. La sangre de los balazos está casi coagulada. Sangro lo justo para que me dejen entrar en los bares, para no llamar la atención y que algún ciudadano llame al 112, al 092 o algún crío a su novia, para que vea a un tío herido de bala. Ando con dignidad para estar de regreso de la muerte y llevar tres balas en el cuerpo. Las hostias que me dieron antes de matarme ni las cuento, que ya tengo una edad. En los últimos años, todos los eruditos que dieron por buenas mis teorías se retractaron; y luego…Ahora quedamos yo y los vasos. Pero con esta teoría mía del regreso, tendrán que joderse, porque yo siempre dije que volvería, que incluso en mi epitafio se leería: VOLVERÉ. No creo las cosas que veo, porque así me lo enseñaron en mi oficio. Me acerco al pianista que nunca hay en los bares que frecuento y pongo mis ojos entre sus yemas y las teclas, para que sienta el pavor de ser aplastado por alguien que no existe. Pido bicarbonato y un vaso de vino. El piano suena en mi cabeza y la clientela me mira entusiasmada, apuestan cuánto tardaré en desplomarme, tiene gracia el verbo, cuando viene de un tiroteado. Pero no saben que yo soy un resucitado con un par de cojones. Cuando trago me salen burbujas de los agujeros que las balas me hicieron en el pecho. La gente no me quita ojo. Pero es que la gente mira las cosas y se mete en el interior de los otros como el que mete basura dentro de un saco. Querrían saber por qué sangro, por qué llevo restos de barro en la boca; aunque lo normal es que crean que son vómitos. Salgo del bar después de pagar, menos mal que me mataron cuando el euro. Yo no soy más que un hincha de mi equipo diezmado, un árbol plantado para molestar al cielo y a la tierra. Soy un zombi. Soy como un pelotón perdido que pasa el tiempo ahorcando muñecos, andando por las ramas, pasando a cuchillo a otros muertos, rompiendo piedras con los huesos, le digo todo esto a una chica que está curioseando en el quiosco que hay en ña Plaza San Francisco y que me ha preguntado si me pasaba algo. Sonríe y le digo que estoy de broma; que soy un poeta y que vengo de una performance poética previa a la Expo y que si quiere casarse conmigo. Ella me dice que sí, que se casa conmigo. Que se queda sin visado y que lo podemos hablar en un bar. No quiero volver a Guayaquil, me dice.

                                             SERGIO ALGORA (ZUM abril 2008)

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 sonando:

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