Revista Opinión

De pollos y lobos, transgénicos y fósiles

Publicado el 22 abril 2010 por Eowyndecamelot
Hoy es el último día de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y la Defensa de la Madre Tierra en Bolivia, una cumbre donde, teóricamente, se han discutido temas tan importantes como los efectos del cambio climático y de los transgénicos en la economía y en la sociedad. Teóricamente, claro. Porque yo no he léido ni escuchado que se hablara sobre si es verdad o no que, como reza una camiseta de Greenpeace, la Navidad del 2037 la celebraremos en el Hemisferio Norte abanicándonos debajo de una palmera aunque vivamos en Finlandia, rodeados de nuestros nietos mutantes y no pudiendo cultivar una lechuga sin telefonear antes a Monsanto (las semillas transgénicas no se pueden replantar, por si no lo sabíais. O sea, algo fantástico para la soberanía alimentaria y acabar con el hambre en el mundo), en un escenario digno del mejor Lovecraft. Pensé que los medios estaban demasiados ocupados buscando expurgar las laudatorias crónicas mortuorias de Samaranch de toda referencia a su pasado fascista, pero no. El motivo es el pollo de Evo, ese transgénico que vuelve maricones a los tíos además de dejarlos como una bombilla. Es cierto que el líder boliviano (que en cualquier caso necesita un asesor de comunicación, eso es cierto) jamás pronunció la palabra 'homosexualidad', pero eso es un detalle ínfimo. Lo importante es lo importante.
Porque está visto que en España nos gustan los animales, y cualquier noticia que tenga como protagonista un bicho, aunque sea sólo en el apellido, nos hace saltar lágrimas de emoción. Sólo así se justifica la recepción con los brazos abiertos de Pepe Lobo, uno que dicen que es presidente de Honduras después de unas elecciones casi sin participación conovocadas después de un golpe de Estado y mucha represión. Por cierto, si no os gustan este tipo de animalillos, pinchad aquí.
También los fósiles son, o fueron, animales. Algunos, medio muertos y todo, lo continúan siendo, y el gobierno del PPSOE los ama tanto que se opone a jubilarlos y darles su merecido descanso, mientras otros más preparados y menos herederos de regímenes pasados desempeñan su labor. Me refiero, claro está, a esas reliquias del Jurásico que forman el Tribunal (In)constitucional, cuya credibilidad está ya tan en tela de juicio como la del Supremo, que son tan animales como para permitirse decidir si es lícita o no la voluntad de un pueblo expresada en referéndum o, en todo caso, disponerse a recortarla por tocar cuestiones tan peligrosas como el deber de conocer una lengua. Luego se quejarán de que hasta las personas republicanas y federalistas como una servidora tengan la tentación, en las consultas soberanistas catalanas (en mi pueblo se celebra el próximo 25 de abril), de votar que nos larguemos ya de este país de chiste (aunque no esté segura de que el otro no lo fuera también). Pero no se les puede culpar; los pobres carecen del elevado coeficiente intelectual de los seres humanos. Aparte de que ya no están para muchos trotes.
En fin, las últimas y las penúltimas noticias nos reafirman en la idea, por si alguna vez tuvimos alguna duda, de que éste es un mundo de lobos, y no de ovejas. A no ser, naturalmente, que la oveja sea transgénica.
De pollos y lobos, transgénicos y fósiles
Más sobre estos temas aquí y aquí.

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