Revista Europa

Por Kartoffeltortilla @kartoffeltorti

El paso de las estaciones está muy presente en Alemania. En el post de hoy, tenemos una invitada de excepción para mostrároslas desde Múnich y contarte lo que hacen los habitantes de la ciudad en cada una de ellas. ¿Te quedas a descubrirlas?

¡ Grüß Gott lectores de Kartoffel Tortilla!

Al teclado Marta, de La libreta roja, Montse me ha invitado a su „casa" para hablaros de mi ciudad de adopción: Múnich, donde vivo desde hace más de 8 años.

Os invito a dar un paseo por la capital bávara por todas las estaciones del año.

Empecemos por el principio: llegáis a Múnich en enero o febrero; vamos en pleno invierno. Si tenéis un poco de suerte, la ciudad está cubierta por un manto blanco y las posibilidades de hacer planes casi infinitas: déjate caer por el Parque Olímpico, sus colinas permiten tirarse en trineo e incluso esquiar. Un rincón turístico, es el Palacio de Nymphenburg; con un poco de suerte, el canal estará congelado y podrás patinar en hielo sobre él, incluso jugar a un juego de lo más bávaro: Eisstockschießen, una especie de "curling". ¡Abrígate bien, que las temperaturas pueden llegar a -15º!

Durante el Carnaval (que aquí en el sur se celebra mucho menos que por NRW) se comen los riquísimos Krapfen, (en español, berlinesas) una bomba calórica que te ayudará a crear michelines para combatir el frío.

Al comenzar la Cuaresma, en Múnich tenemos el Starkbierfest, un hermano pequeño del Oktoberfest, mucho más local pero incluso más divertido. Si coincide tu visita con este evento, no dudes en dejarte caer por la cervecería Paulaner, para ver la Baviera más auténtica.

Con la llegada de la primavera y con la subida de las temperaturas, se inaugura la época de los Biergarten; no hay plan más muniqués que quedar en uno de ellos y tomarse una Maß fresquita bajos los castaños. Para mí, esta época es de las más bonitas para alquilarse unas bicis y darse un paseo por el río Isar, el río que atraviesa la ciudad y uno de los lugares más preciados de los locales.

Se dice que Múnich es "la ciudad italiana más al norte" por la cantidad de italianos que viven aquí. Gracias a ello, tenemos aquí infinitas heladerías italianas, con lo que, no tendrás problema para encontrar una, donde tomarte un rico heladito.

Si llegas en los meses de verano, tu plan querrá ser cerca del agua, aquí llegamos a los 30º. Pero cuidado, para los que estamos acostumbrados al Mediterráneo, estás aguas están bien fresquitas (por no decir gélidas). Un planazo es zambullirse en el Eisbach, el riachuelo que atraviesa el Englischer Garten. Dejate llevar por la corriente a modo parque acuático (¡¡pero cuidado, que es fuerte!!). Otro de los planes favoritos es hacer una barbacoa al sur de la ciudad, en el río, en una zona conocida como Flaucher. Sin duda, todo un lujo con muy poco.

La llegada del otoño, nos trae el Oktoberfest, que sin duda merece un capítulo aparte. Pero es posible, que una vez en la vida, haya que vivir esta experiencia.

Pero lo mejor del otoño, es sin duda SUS COLORES. (A mí es que esta estación me tiene enamorada). Sin salir de la ciudad, hay tanto paisajes que se pueden pasear y disfrutar; el Westpark o el Schlosspark, por ejemplo. También puedes coger un tren y en menos de una hora, te plantas en los Alpes, llenos de lagos, de montañas y una escala de colores que enamora.

Acabamos en diciembre con el broche de oro; los mercaditos de Navidad. En Múnich hay practicamente uno en cada barrio y para todos los gustos; medieval, gayfree, de belenes, etc. Sin duda está es una época mágica para dejarse por caer por la ciudad.

Por supuesto, se me quedan infinitas cosas en el tintero; todos los maravillosos museos (muy buena opción en caso de que vuestra visita coincida con lluvia), los infinitos restaurantes, los Kaffee Kuchen... inabarcable en esta pequeña pincelada, pero espero que os hayan entrado ganas de venir. ¡Os esperamos!

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