Pasan los años, no nos damos cuenta y uno ya peina canas. Fue ya hace diez años cuando en un ambiente muy diferente al actual decidí crear la página de El Averno, cuantos viejos amigos han pasado y han dejado el camino de la vida durante estos años, me entra cierta nostalgia recordar. La realidad es bien diferente, lo que en principio creí en hacer una especie de experimento en HTML (año 2000) con el famoso cambio del milenio fue evolucionando a lo que hoy en día es. Según El Averno evolucionaba yo también cambiaba, aprendía, leía y seguía en la brecha del pensamiento humano, en los misterios del subconsciente, en el estudio del fenómeno religioso, social, eso sí, todo desde mi óptica personal y agnóstica.
Cierto es que no soy perfecto ni creo tener la razón absoluta, son cientos de pequeños aprendizajes, experiencias en la vida y conocimiento del funcionamiento religioso lo que me hace seguir aquí con vosotros después de diez años de lucha por mantener esto adelante, más de medio millón de visitas y subiendo. No dejaré de reconocer que hubo tiempos en los cuales veía que esto tan solo me reportaba más disgustos que buenos momentos. Momentos en los que pensé cerrar la página y/o cederla a otros colegas. Momentos difíciles, donde pude comprobar quienes como compañeros y amigos siendo de la índole que fueran (creyentes o no creyentes) me animaron y me dieron el calor humano que necesité de forma virtual y personal y como otros me dejaban.
Hoy me alegra ver El Averno después de 10 años. Cómo ha cambiado y cómo he cambiado. Nuevos tiempos, nuevas redes sociales y aquí yo Jean Pierre Dubarri pensando, cogito ergo sum, vivo, aún vivo. Qué suerte en el azar de la vida y en el capricho de la Natura.
Cada día pienso que los agnósticos somos una especie de “marginados sociales”, vistos con recelo desde otras muchas opciones del pensamiento y de las creencias. Los ateos son vistos como herejes del nuevo siglo por los nuevos fundamentalistas de este siglo, y la fe religiosa se ha radicalizado subiendo los movimientos religiosos fundamentalistas e integristas en el planeta. Todo esto es una pena, porque yo como muchos librepensadores permito libertad para que cualquiera crea en Papá Pitufo o en el Flying Spaghetti Monster. Hay libertad para que crean en que un tipo anduvo por las aguas u otro fuera tragado por una ballena, en zombies que resucitan o en un dios multimedia-trino. Libertad sí, está muy bien, pero que todo eso se imponga como una Verdad absoluta es algo que no encajo porque al final de cuentas lo que desean es “venderte la moto”, vamos… y necesitan mantener su libertad a consta de la tuya. Y ahora me pregunto ¿Me dan libertad a mi sin apelar a “condenas eternas”?
En El Averno durante estos diez años he dejado constancia de cómo creer a ciegas es un acto de debilidad, un placebo ante la vida, una cobardía ante la vida finita y ante la muerte. Muerte, fenómeno natural en el que las religiones se nutren. La fe es a mi punto de vista un placebo más, una cobardía disfrazada de don, un producto que te venden a un alto precio: la libertad de pensar.
Gracias a todos vosotros y a todas vosotras por las visitas, por los ánimos, por vuestras opiniones, por los halagos y las descalificaciones (todo ayuda). Gracias a quienes me ha dado y me dan soporte técnico por estos años, a mi familia por aguantarme y animarme, por respetar este trabajo mío. Gracias a mis amigos, quienes tuvieron confianza en mi en los momentos que más críticas, infamias y calumnias recibí por parte de los evangélicos cristianos, gracias. Vamos a navegar a por diez años más, que la vida me de energías para continuar y no perezca en el intento. Ser buenos y felices, sin ataduras ni falsedades, y sobre todo en libertad para pensar.