Hace unos días nos hacíamos eco de la aprobación del fondo extraordinario para la infancia puesto en marcha por el Gobierno de España para paliar el problema de la pobreza infantil. 17 millones de euros a repartir entre las familias pobres con menores a su cargo de las distintas Comunidades Autónomas. Explicábamos que se ha criticado la medida porque el reparto no ha sido coherente, las ayudas son muy dispares dependiendo de la Comunidad.
Pues bien, una de las Comunidades que critica la medida es Asturias, según explica Esther Landa, diputada de Foro en la Junta General, se van a destinar 10 céntimos al día para luchar contra la pobreza infantil, algo que resulta bastante obvio que es insuficiente y que no servirá absolutamente de nada. Si el Gobierno conoce estas cifras, delata una gran falta de tacto e indiferencia con el drama que sufren miles de familias, en su lugar prefieren promocionar la ayuda como una medida política sin precedentes y que los ciudadanos y el resto de partidos políticos la aplaudamos.
Nadie en su sano juicio creería que con 10 céntimos diarios se podría ayudar a un niño, resulta incluso menos ayuda que la que se destina a otros países en vías de desarrollo para luchar contra el hambre y la pobreza infantil. Al margen del reparto desequilibrado, si dividimos los 17 millones de euros entre los 2’3 millones de niños en riesgo de exclusión y que viven por debajo del umbral de la pobreza infantil, la cifra resultante es de 7’39 euros por niño, lo que equivale a una inversión diaria aproximada de 0’24 euros, evidentemente sigue siendo muy insuficiente. Claro, que si realizamos la división entre lo que reciben algunas Comunidades y la cantidad de niños en riesgo de pobreza, en algunos casos la ayuda está por debajo de los 10 céntimos.
Es decir, aunque se está criticando el reparto, lo que verdaderamente se debería empezar a criticar es la cantidad de dinero que se ha destinado, después toca criticar el reparto. Como ya hemos dicho anteriormente, no se escatiman recursos para ayudar a una entidad financiera privada o a una empresa, en cambio se obvian las necesidades de los niños españoles. Se pretende hacer creer con esta medida que el Gobierno es consciente del problema y que quiere ayudar, pero da la impresión de que se trata de una burda maniobra política. Parece que se quiera repetir esta mentira hasta la saciedad, creyendo que al final será interpretada como una verdad, pero hasta ese grado de ignorancia no llegamos los españoles.
Según leemos aquí, lo cierto es que durante los últimos tres años la población en riesgo de pobreza se ha incrementado de forma generalizada y en unas Comunidades más que en otras. La infancia es el grupo más vulnerable a la pobreza y teniendo en cuenta que el Gobierno debe representar los intereses de los ciudadanos, es necesario que cambie su política y empiece a hacerlo, y especialmente con los niños, las futuras generaciones que ayudarán a mantener el sistema.
Asturias tiene razones sobradas para mostrar su indignación ante la ayuda recibida, y lo mismo otras Comunidades, ¿podrían vivir los hijos de los políticos con semejante ayuda? ¿Qué hace falta para que el Gobierno se conmueva por la situación, y se decida a actuar en firme para ayudar a las personas y especialmente a los niños?
Foto | Icaromoreno
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10 céntimos al día para luchar contra la pobreza infantil