Durante un tiempo, ha sido la “profesión de moda”. De pronto, con el boom de las redes sociales, todo bicho viviente con mucha cara capaz de publicar un tweet o subir una foto a Facebook, decía ser Community Manager. Poco a poco, la cosa se ha ido profesionalizando a través de cursos, seminarios y monográficos, y aunque puede tratarse de un trabajo que tiene mucha parte de intención, y actitud autodidacta, con el paso del tiempo, debido al reclamo de este tipo de perfil por parte de las empresas, hemos asistido a un cambio de escenario en el que Community Manager no es lo que muchos se piensan.
Por ello, porque hace tiempo que quería tocar este tema, hoy os traigo una reflexión propia sobre las cosas que creo que no es un Community Manager:
Un Community Manager no es…
1. La persona que solo sabe usar las redes sociales: es cierto que un CM debe saber manejar las redes sociales (cuantas más mejor), pero no vale sólo con saber manejarlas.
2. Alguien que comparte el contenido de la misma forma en todas las redes: un CM sabe qué tipo de contenido debe gestionar según el tipo de redes sociales. No es lo mismo compartir contenido en Twitter que en Facebook. La propia capacidad que nos permite la herramienta a la hora de escribir, los diferencia ya en esencia. En un tweet cabe un titular, llamativo y persuasivo, quizá acompañado de una fotografía o un enlace, para destacar. En Facebook cabe una resumen o una reflexión, hay más espacio para generar conversación y, a su vez, nuevo contenido derivado del original.
3. Alguien que no define estrategias: la estrategia del CM no es apañárselas para tener cuantos más seguidores mejor (y hacerlo, a veces, con malas artes que darían para otro post). Es cierto que el impacto es importante, pero la calidad tiene que ir acompañada de una estrategia. Un CM debe ser creativo para definir qué quiere conseguir con cada acción.
4. Alguien que sólo hace SPAM: las redes sociales son, por definición, sociales. Necesitan de un feedback y de una conversación. Un CM que gestione un perfil social haciendo sólo autobombo, no triunfará. Es necesario crear conversación porque aquellos que siguen lo que se publica no son robots, sino usuarios.
5. Alguien que no tiene en cuenta las estadísticas: un CM sabe analítica. Tiene que conocer qué tipo de tráfico atrae a través de los perfiles que gestiona y en qué cantidad (las cifras y los datos que maneja un CM van más allá del número de followers o Me Gusta que obtienen sus publicaciones), conocer los sociodemográficos (sexo, edad, lugar de procedencia) para saber con qué contenido acertará y ser capaz de condensar todos esos datos en un informe eficiente que le permita definir nuevos objetivos.
6. La persona que no tiene en cuenta las crisis: cuando un CM trabaja para una empresa, y a veces gestionando su propio perfil social también, tiene muy en cuenta todas las respuestas/comentarios/opiniones que genera aquello que comparte, porque la empresa o él mismo son marca (todos tenemos la nuestra, recuérdalo) y las cosas que perjudican a la marca, hay que saber gestionarlas. Tanto si es un cliente descontento como si es un seguidor indignado, hay que saber qué necesita para darnos otra oportunidad. Por lo tanto, jamás hay que censurar sus opiniones. Aunque ojo: esto no quiere decir que haya que participar en cada debate que se abra en torno a lo que se publica o enzarzarse con el primer troll que nos encontremos. Hay que saber distinguir entre ataque gratuito y crítica.
7. La persona que no se sigue formando: con los constantes cambios que existen en el mundo digital, y más en el de las redes sociales, que cambian cada tan poco tiempo, es necesario que un CM siga investigando y formándose para seguir aprendiendo y poder ofrecer un buen servicio, en el caso de realmente querer dedicarse a ello de manera profesional.
8. Alguien que no es honesto: obviamente, como cuando uno escribe un blog, un CM tiene que intentar hacerlo de la forma más sincera, honesta y rigurosa posible. Citar las fuentes, no plagiar contenido o decir de dónde se saca tal o cual información, es primordial para que el contenido que compartimos sea de calidad y las redes sociales no se conviertan en un caos en el que las personas dejan de contar.
9. Alguien que se disfraza de otra persona: vale más un CM que sea uno mismo que un robot impersonal. Los usuarios tienen que ver que hay alguien detrás, con sus intereses propios y sus ideas, y no tener la sensación de que la imagen social de tal o cual empresa la gestiona un ente sin personalidad.
10. La persona a la que no le guste innovar: las redes sociales, como hemos dicho, se reinventan cada día. Intentar buscar posibilidades para estos cambios y hacer cosas diferentes, termina siendo la clave, ya no sólo para un CM sino para cualquier profesional de la comunicación.