Revista Cultura y Ocio

10 errores garrafales en novelas juveniles

Publicado el 14 marzo 2011 por Vwollstein

…o cómo fracasar estrepitosamente escribiendo para jóvenes.

10 errores garrafales en novelas juveniles

Siento no haber escrito el finde, pero creo que tengo permiso. Ahora soy oficialmente cuñada y mi familia ha crecido. Por lo demás mi vida sigue igual (excepto por un ligero corte de pelo). Aquí os pongo una entrada que tenía guardada de hace un tiempo, espero que sirva.

1/ Creer que son “para niños”. Los niños y adolescentes tienen un lenguaje propio y no todos los escritores son capaces de adecuarse a él. O quizá no les interesa. La cuestión es que la novela juvenil es un campo que debería estar en expansión, en esas edades es vital estimular la imaginación y la creatividad, y el libro es la mejor manera.

2/ Creer que son “para adultos”. Escoger temas que a los jóvenes no les interesan desembocará en una disminución progresiva de tus lectores. Cuéntales cosas que a ellos les interesan o podrían interesarles. Es decir, habla en el idioma de los jóvenes. Lo más sencillo es lo que siempre triunfa.

3/ Personajes planos. No evolucionan, el personaje es el mismo al inicio del libro que al final. Lo hechos que han sucedido en el libro no le han cambiado más que su conocimiento del mundo. No le hacen ser mejor o peor persona.

Dentro de este apartado también se encuentran los personajes que no son consecuentes con su pasado. Si realmente eres una chica cuya madre fue esclava y arrancada de sus manos cuando sólo tendía 5 años, entonces quizá tengas algún tipo de trauma en vez de actuar cómo si fueras la persona más feliz del reino.

4/ Cuidado con las ideas felices. Tener una idea feliz puede hacer que te centres tanto en desarrollar esa idea que pierdas de vista todo lo demás. Merece la pena tener una idea más normalita, pero desarrollarla de manera grandiosa.

5/ Cuidado con los tópicos. Si antes quitábamos las ideas felices de nuestra lista, ahora quitamos los tópicos. Todo el mundo los conoce y no aportan nada nuevo. Si no tienes nada nuevo que contar, es mejor quedarse callado y buscar otra cosa.

6/ Explicar las cosas para tontos. Los jóvenes no son tontos, de verdad. No hay que explicar las cosas de manera exquisita. Es mejor que el lector (tenga la edad que tenga), vaya averiguando las cosas por sí mismo. Digamos que el escritor tiene que ser tan listo que haga sentirse listo al lector.

7/ Cuidado con las adaptaciones. He leído ya varias versiones de libros antiguos, y hay que tener cuidado con poner en un mundo moderno a un personaje de otros cuentros. No digo que no sea posible (porque de hecho yo adoro las versiones, soy fan n1), sólo que el escritor ha de ofrecer la suficiente frescura y nuevas ideas, en vez de plasmar sin más la historia de “Los Tres Cerditos” por ejemplo, ambientada en Nueva York.

8/ La moralidad de la obra. A algunos les parecerá que este apartado se podría quitar, pero yo lo dejo aquí porque me parece importante. Son jóvenes quienes leen estos libros, ellos buscan seguir ejemplos: pues pongámosles buenos modelos. No basta sólo con representar fielmente la realidad que vivimos actualmente (en el caso de una novela de temática urbana, por ejemplo), sino que debemos tener en cuenta que cuando escribimos estamos transmitiendo muchas cosas al lector no sólo una historia. No estoy diciendo que pongamos sólo modelos perfectos, al contrario, pongamos personas reales que se equivocan, pero que evolucionan a mejor. Si no me explico bien, pregúntame.

9/ El sentimentalismo. A menudo en las novelas juveniles se acentúa un amor sentimentalista que hace parecer que es el único amor que existe y al que pueden aspirar. Y como el amor podríamos hablar de otros muchos ejemplos: la valentía, la pasión, la ira, el enfado… Parece que si uno es joven no puede tener dominio de sí, y se deja guiar como un perro por sus instintos. Este punto está relacionado con el 5 y el 8.

10/ Por último, los finales. Lees todo el libro y te apasiona, te engancha. Al final, cuando todo está en el zenit, se resuelve demasiado rápidamente; como si el escritor se hubiera quedado sin tinta en la pluma. Cuidado con los finales, son importantes. Más que nada por las repercusiones que acaecen en la vida de todos los personajes. No tengamos miedo (como escritores) de matar a alguno de nuestros personajes favoritos, si el argumento lo permite. Ya sé que son como nuestros hijos y eso, pero si no hay pérdidas en una historia, nuestro personaje no llega a situaciones límite. Justamente esto es lo que pide el lector: quiere conocer a nuestro protagonista, sufrir con él, amar con él, compartir con él, ir con él hasta el límite, hasta el infinito. Pues llevémosles hasta ahí.

He leído algún libro que no tenía final, supongo que por razones de marketing. Creo que eso es una falta grave en literatura.

Y ya… ¿Hay algún punto que tú creas que me he dejado?


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