Revista Coaching

10 errores habituales que cometemos

Por Falcaide @falcaide
10 errores habituales que cometemosEl otro día me vinieron a la cabeza algunos errores que cometemos con una cierta frecuencia. Todos cometemos errores. Lo más curioso es que los errores que cometemos se repiten entre las personas. Suelen existir algunos que son comunes.
Aquí van sólo diez de ellos, pero otros diferentes podrían también ser incluidos:
Error 1. Pensar que la gente que consigue resultados son "especiales". 
Hay una tendencia a pensar que aquellos que consiguen resultados, digamos, "extraordinarios", son gente tocada por la diosa Fortuna, gente que debido a la alineación de los planetas de Jupiter y Saturno, son "especiales". Nada más lejos de la realidad. Son gente que tiene claro lo que quiere, no pierden el foco, trabajan duro y no desisten hasta que los frutos aparecen. La mayoría de la gente que no consigue resultados es porque prefiere hacer lo "cómodo" a lo "necesario".
Error 2. Pensar que la vida es algo que ocurre.
Hay un momento de la vida que cambia para mal: cuando te resignas; cuando piensas que tu vida depende de factores que no controlas; cuando te abandonas; cuando hagas lo que hagas, da igual. Justo todo lo contrario a la gente que consigue resultados, que han decidido asumir la responsabilidad de las consecuencias de sus pensamientos, palabras y comportamientos. Conviene recordar las palabras de Steve Jobs: «Todo tiene una explicación de lo que hoy eres, y tú eres el causante. Si miras hacia atrás, encontrarás cómo esos hilos se van hilvanando». 
Error 3. Pensar que un buen producto se vende solo. 
Es algo común entre los emprendedores. Si tengo algo novedoso y fantástico, todo el mundo lo querrá comprar. Salvo excepciones, eso no ocurre casi nunca, porque primero, para que alguien te compre te tiene que conocer, y segundo, una vez que te conoce, tenerte en su cabeza como opción preferente. La venta y la comunicación hay que trabajarlas mucho.
Error 4. Pensar que el sentido común no se equivoca.
El sentido común nos engaña. Es útil para nuestro día a día, para automatizar tareas y evitar desgaste de energías, pero los cambios grandes se producen desafiando al sentido común. El sentido común dice que la Tierra es plana, hasta que Galileo Galilei plantó cara a esta afirmación. Hasta el siglo XVI, todos los barcos que se construían eran de madera, y era así porque se pensaba que tenían que estar construidos de un material que flotase, hasta que alguien decidió desafiar al sentido común y demostró que un barco flote no depende del material que está construido sino de la cantidad de agua desalojada. El sentido común está sobrevalorado.
Error 5. Pensar que las cosas cambian por el mero paso del tiempo.
Casi nunca ocurre. Es más suelen empeorar. Pensar que una relación de pareja que no funciona por el simple transcurso del tiempo mejorará es engañarse; pensar que un restaurante que está vacío se llenará de un día para otro porque sí es utopía. Es demorar la agonía y el mal. Como decía el otro día @elpedroruiz en twitter: «Retrasar una decisión por miedo es dejar engordar un problema. Te lo encuentras más tarde y peor». Suficientemente claro. Hay que tomar decisiones, y no decidir, también es una decisión.
Error 6. Pensar que la falta de resultados invalida lo que se ofrece.
Los resultados no mienten. Eso es cierto. Pero aún más importante es el porqué de la falta de resultados. Que algo no esté funcionando no quiere decir que no pueda funcionar. A veces cambiando una variable del modelo, todo es diferente. Antes de abandonar definitivamente, conviene replantearse el tema. ¿Cómo saberlo? Pregunta, pide feed-back a personas adecuadas. Encontrarás muchas respuestas interesantes y útiles. No tengas miedo a las respuestas. Sí, te dolerán algunas, pero te harán mejorar (ver post Dos preguntas que te harán llegar lejos).
Error 7. Pensar que el éxito depende de tener muchos conocimientos.
Salvo excepciones, a nadie se le paga por sus conocimientos, sino por lo que hace con sus conocimientos. Hay gente que sabe mucho pero que sus resultados son pobres, porque lo que distingue a las personas que consiguen resultados de los que no, es la Acción. La gente que logra cosas es gente que actúa, asume el riesgo. A pesar de la falta de conocimientos, a pesar de los obstáculos, a pesar de la carencia de recursos... empiezan a caminar. Lo importante no es lo que piensas, ni lo que dices, ni lo que planeas... sino lo que haces. Como decía Robin Sharma: «Sueña en grande, empieza pequeño, actúa ahora». El secreto de avanzar es siempre comenzar.
Error 8. Pensar que en algún momento se darán las circunstancias perfectas.
Cuando tenga dinero, cuando me estabilice, cuando las cosas mejoren... Siempre existe algún "pero". Y si quieres encontrar excusas para no ir en búsqueda de lo que quieres, tranquilo, es enormemente fácil encontrarlas. Ya lo decía un autor: «No esperes el momento perfecto, toma el momento y hazlo perfecto»; Karen Lamb afirmaba: «Dentro de un año te arrepentirás de no haber empezado hoy». 
Error 9. Pensar que los resultados llegan de la noche a la mañana.
Muy rara vez uno quita el candado, abre la puerta y los clientes están como locos fuera dispuestos a entrar. Más bien sucede lo contrario. El primer día no entra nadie; el segundo algún despistado; y así poco a poco hasta que uno empieza a ser conocido. Hay una variable que te será muy útil, tanto en el mundo de los emprendedores como de tu desarrollo personal: Paciencia. Que la gente haga colas durante la noche para conseguir el nuevo Iphone no es fruto de la casualidad. La marca y el prestigio hay que ganárselo y te lo dan los demás. Es un tema de confianza avalada por los resultados, no por las palabras, y la confianza se cuece a fuego lento.
Error 10. Pensar que lo que a uno le cuentan es cierto.
Hay que tener mucho cuidado con las informaciones que uno da por ciertas, tanto las que nos llegan desde los medios de comunicación como las que nos transmiten incluso, amigos o familia. Está bien escuchar, pero otra cosa es dar por ciertas las cosas sin más, porque te lo ha dicho tu amigo del alma. La mente funciona por creencias, y una creencia es un pensamiento convertido en verdad, sea cierto o no. Y las creencias determinan nuestros pensamientos que a su vez generan sentimientos que dan lugar a comportamientos. Y conviene tener cuidado de pensar que una opinión, por estar secundada por mucha gente, es verdad. Como reza el dicho: «Ubi multitudo, ubi malum» (Donde está la multitud, está el mal).
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