Y cómo seguir así
Hay personas que son más positivas que otras. Y a veces ni siquiera son conscientes de ello. Aquí te presento 10 señales que indican que formas parte de este grupo selecto de gente feliz... listos para copiar.
Compartes tu felicidad
Cumplidos para tus compañeros de trabajo, una propina especialmente grande, una postal aleatoria a un amigo que nos has visto hace tiempo... cuándo eres feliz quieres compartirlo con otros. Y curiosamente el acto de repartir felicidad hace que estas sensaciones positivas vuelven a ti.
Tu estrategia: No te cortes y ¡comparte tu buen humor!
No te agobias por las cosas pequeñas
¿El tren se acaba de marchar sin ti? ¿Mitad del café acabó en tu camisa recién planchada? Si sabes concentrarte en los detalles importantes sin obsesionarte con los pequeños contratiempos de la vida, algo estás haciendo bien. Muchos estudios demuestran que las personas que se pueden reír de las pequeñas desgracias, viven mejor.
Tu estrategia: Concéntrate en lo que ha funcionado en vez de agobiarte con lo que no ha salido perfecto.
Te alegras por los éxitos de los demás
Cuándo estás feliz y en paz contigo misma, el éxito de los demás no te da envidia sino ganas de celebrarlo con ellos. Al reconocer públicamente lo que han conseguido otras personas estás creando un entorno que estará más que preparado para también celebrar tus éxitos.
Tu estrategia: ¿De quién puedes estar orgulloso hoy? ¡Díselo!
Tienes relaciones sanas (no solo con tu pareja)
El ser humano es un animal social. Tu pareja, tus amigos y tus contactos sociales son una parte crucial para tu felicidad. Conectar a menudo con las personas que son importantes para ti también es la clave para prepararte para tu vejez (y créeme, cada vez estás más vieja): la presencia de amigos y actividades sociales regulares tienen una gran correlación con el bienestar de las personas mayores.
Tu estrategia: Dale un abrazo a tu media naranja e invita a tus amigos a una partida de tabú.
Cuando algo te agobia, respiras
El estrés es uno de los grandes venenos del tiempo actual - tener herramientas que puedan aliviar este estrés es importante para mantener el buen humor. Respirar de forma consciente, meditar, salir a correr, escribir und diario, existen muchas formas de volver a encontrar tu equilibrio. La clave está en la práctica.
Tu estrategia: Define de forma consciente tu solución anti-estrés. Y practica!
Tu copa está mitad llena
Para ti, encontrar el aspecto positivo de una situación es cuestión de honor. Si la vida te da un limón, lo añades a tu sangría y lo celebras. Lo mejor de todo: una actitud positiva frente a la adversidad se puede aprender. La próxima que piensas "mierda, otra vez", pregúntate que puedes aprender de esta situación.
Tu estrategia: Cada noche analiza que ha ido mal... y qué has podido aprender de ello.
No tienes dificultad en conectar con las personas
A todos nos gusta estar rodeado de personas positivas que nos hacen sentir bien - personas que de paso pueden mejorar tu propio bien-estar. Socializar de forma regular y con una disposición positiva por lo tanto puede contribuir de forma decisiva a tu felicidad.
Tu estrategia: Sal con tu mejor amiga a conquistar un evento de networking.
Sales bien en las fotos
Si eres feliz y en paz contigo misma no te importa que te saquen fotos. No te pasas el día reclamando de lo poco fotogénica que eres, que hoy no estás arreglada para salir en el selfie o que no te gusta tu cara. Probablemente te da un poco igual cómo sales y por eso tienes siempre una sonrisa en los labios cuando se acerca una cámara. No está claro si las personas que sonríen en las fotos lo hacen porque son más felices, o son más felices porque sonríen.
Tu estrategia: Sonríe enseñando los dientes
Has cumplido algún objetivo (y tienes más)
Tu felicidad y tu autoestima se ven reforzadas cada vez que consigues cumplir una meta que te has puesto a ti misma: finalizar una carrera, cumplir con el Proyecto 333, terminar la carrera... hay un montón de objetos grandes y pequeños que pueden ayudarte a estar orgullosa de ti misma.
Reconócelo: eres guay y lo sabes
Duermes bien
Si duermes bien, probablemente eres feliz. O quizás es al revés: si estás feliz te preocupas menos por lo que no te cuesta dormir. Sea cual sea el punto de partida: si no estás satisfecho con tu forma de pasar la noche, vale la pena revisar tus hábitos nocturnos. Quizás cambiar la tele por un libro por las noches ya es suficiente para cambiar tu enfoque de la última crisis política a un cuento más ameno.
Tu estrategia: Lava la ropa de cama, apaga la tele y lee un libro.