Parece que voy a decir algo obvio. Todo el mundo parece saber reconocer cuando se estresa. Nada más lejos de la realidad. ¿Nunca os ha pasado que creyendo estar relajadísimos de repente notáis cambios en la piel (acné, sequedad), os sale un herpes en el labio, sufrís cambios bruscos de humor? Hay veces que la mente niega y el cuerpo informa. Y aquí las siguiente señales para escuchar las señales de estrés que nuestro cuerpo envía y no tomamos en serio:
¿Mocos? ¿Tos? ¿Un simple dolor de cabeza? Algunos síntomas sutiles pueden ser indicativos de que tu sistema inmune no está en su cumbre, y esto último además de deberse a otros factores, suele verse altamente alterado por el estrés. ¿Estás comiendo bien? Cuando tenemos mucho que hacer solemos dejar de prestar atención a lo que comemos. Cuida tu alimentación añadiendo reforzantes como los cítricos, el jengible o miel si te sientes ligeramente enfermo o fatigado, además de no olvidarte de realizar algo de ejercicio diario.2. Sientes más cansancio del habitual
Tu rutina te cuesta la vida. Levantarte de la cama es todo un reto y si fuera por tí, estarías todo el día en la cama con la manta viendo pelis. Los bostezos te acompañan en tu rutina y no nos vamos a engañar, tienes unas ojeras que hablan por sí solas. Todos estos signos indican que tu sueño no está siendo suficientemente reparador, y la calidad de este último se ve influido con frecuencia por el exceso de estrés.
3. Objetivamente tienes muchas tareas a realizar
Si te paras a observar tu situación actual, verás que tienes más tareas a realizar que tiempo disponible. Si además tu energía no es óptima, tu rendimiento se estará viendo afectado, lo que nos hace entrar en una espiral, puesto que cuantas menos tareas alcancemos a realizar, más estrés percibimos.
4. Bebes o fumas más que antes
Los hábitos de recompensa a corto plazo son a los que solemos recurrir inconscientemente cuando las demandas del entorno nos superan. Más cigarrillos de lo habitual (si eres fumador, si encima no eres fumador y empiezas, ya no puede ser más obvio), o un par de copas de más en la cena pueden alarmarte de que algo no va bien.
5. Tu mente está demasiado tiempo al día ocupándose con los "to-do's"
Mucho preocuparse y poco ocuparse. ¿Piensas todo el día en "tengo que hacer esto" o "de hoy no pasa que haga esto otro"? Entonces estás claramente inmerso en un círculo vicioso muy estresante. ¡Más acción y menos preocupación!
6. Comes demasiado poco o demasiado
No sientes apetito, te llenas con nada... o lo contrario, los atracones que te dan y el hambre que tienes últimamente de cosas calóricas es aterrador. Los cambios en tu apetito son una información muy clara: El estrés te está influyendo enormemente.
7. Tu estado de ánimo cambia bruscamente
Cabreos sin sentido, de feliz a tristeza en cuestión de segundos... Si te sientes inestable puede que algo te esté produciendo demasiada tensión y tu mente no sabe cómo manejarlo.
8. Alteraciones en el ciclo menstrual (solo mujeres obviamente)
Las mujeres tenemos la suerte (o desgracia) de tener un ciclo menstrual que si es regular, su cambio nos puede dar información del estado en el que nos encontramos. Cuando percibimos demasiado estrés, el momento de la menstruación puede adelantarse o retrasarse hasta 2 semanas. Y no solo eso, la cantidad de sangre variará enormemente, de dos gotas a desangramiento sin control.
9. Tienes problemas para dormir
Tardas en dormirte aun estando destrozado, te despiertas a lo largo de la noche, tu sueño es ligero, tienes pesadillas. Si cualquiera de los últimos puntos te suena... es hora de que tomes medidas, pues el estrés está haciendo mella en tus necesidades básicas.
10. Los demás lo perciben
Pregúntale a tu entorno más cercano, a las personas con las que convives. ¿Cómo te perciben ellos? Muchas veces nos autopercibimos estables, relajados y libres de preocupaciones hasta que alguien nos informa de nuestro estado real, y es entonces cuando nos paramos a analizar el problema.
Si te has sentido identificado con más de la mitad de estas señales, planta cara y toma medidas para reducir el estrés. Sustituye los malos hábitos por hábitos saludables (cuesta más, pero la recompensa también es mayor), como aumentar el ejercicio diario o prestar un poquito más de atención a lo que comemos (cuando estamos estresados solemos tirar más de comida rápida o de "pillar algo por el camino" para no perder tiempo).
Puedes practicar ejercicios de relajación (Jacobson o autógena) o aprender ejercicios de mindfulness para reducir la velocidad de tu mente y sentirte física y mentalmente más tranquilo.
Ya me contarás...