Recuerdo cuando era pequeña y me las mordía. Mi madre me contaba mil historias para dejármelas de morder e incluso me llegó a comprar un producto en la farmacia (no recuerdo el nombre), que sabía fatal.
Pero mi vicio llegaba hasta tal punto que las devoraba incluso con ese esmalte que tenía un sabor tan repugnante y, en alguna ocasión, incluso me llegué a hacer sangre - puede que esto os suene a algunas de vosotras.
Hasta que un día, me las dejé de morder sin más y hasta ahora. Por suerte, las uñas débiles y quebradizas que tenía se fortalecieron y no tuvo mayores consecuencias pero, como se comenta en este artículo, no siempre es así y, en ocasiones, puede traer algún efecto no deseado para nuestra salud.
Y es que las uñas no son solamente un elemento estético, sino que también son el reflejo de nuestra salud y de nuestro estado físico y, al igual que el cabello, nos avisan de que hay algo que no va bien.
Por ello, quiero compartir con vosotras este interesante artículo del Dr. Vicente Delgado, dermatólogo de la AEDV y Profesor de Dermatología de la Universidad de Granada especialista en enfermedades de las uñas, que nos ayudará a reconocer algún tipo de problema para poder prevenir y atajar enfermedades y en el que se desmontan algunos de los tópicos más escuchados.
Pueden ser:
1) Longitudinales: Son las más habituales, y uno de los primeros motivos deconsulta. En realidad no tienen ningún significado patológico. Aparecen a menudo con la edad, a partir aproximadamente de los 60 años, y su origen es, habitualmente, hereditario. No existe un tratamiento específico y eficaz para acabar con las estrías, aunque algunas casas cosméticas cuentan con geles que forman una pequeña capa que ópticamente aporta uniformidad a la uña. Sin embargo, este producto no puede cambiar su naturaleza.
2) Transversales o “Líneas de Beau”: Se dan tras una alteración en el crecimiento de la uña. Las causas pueden ser procesos febriles agudos,
alteraciones nutricionales o utilización de fármacos citotóxicos, aunque también por enfermedades graves.Pueden ser:
1) Finas, sin consistencia: Puede deberse a enfermedades crónicas, reumáticas, etc.
2) Se rompen con facilidad o les sale una “rajita” (Onicorresis). Ocurre a menudo por meter, de forma repetida, las manos en agua, sobre todo a partir de una edad.
Llamada Onicosquisis Lamelar, se produce a partir de los 50 o 60 años, por el mismo motivo antes expuesto: un exceso de lavado de manos. Excepto el eliminar
este exceso, no existe remedio.Se puede deber al abuso de lacas, a infecciones por hongos o bacterias, o también por Psoriasis.
Una patología asociada a menudo a los jóvenes, su causa es eminentemente hereditaria, como la mayoría de las enfermedades ungueales. Ocurre cuando la uña se “clava” en la carne, inflamándola.
Solución: Llevar un zapato menos apretado y evitar los que acaban en punta; no recortar los picos de la uña del dedo gordo del pie, hay que dejar los bordes y cortarla preferentemente en forma cuadrada; empapar un algodón en antiséptico y colocar en dichos bordes, entre la uña y la carne. La longitud adecuada de la parte “blanca”, sobresaliente, debería ser de 1 milímetro.
Un error muy común es pensar que todas las enfermedades de las uñas están producidas por hongos, aunque sí son la causa más frecuente. Incluso para los mismos dermatólogos puede resultar difícil en ocasiones el diagnóstico de micosis en esta parte de la anatomía. Posibles pistas de una uña infectada por hongos:
1. Cambio de color distal (de la parte libre o “blanca”). A menudo puede aparecer una zona amarillenta o blanquecina.
2. Hiperqueratosis. La uña se separa, debido a engrosamiento en algunas zonas de la uña.
3. Formación de un polvo debajo de la uña. Pueden darse las tres causas o de forma aislada, e incluso estas manifestaciones no tienen por qué indicar hongos en todos los casos.
Por presión con el calzado o por realizar algunos deportes agresivos, como correr o jugar al tenis, en ocasiones las uñas “mudan”, o aparecen rayitas violáceas o amarillentas. La única repercusión es estética y el problema desaparece por sí solo si abandonamos ese hábito o deporte.
Que el origen es una falta de calcio es falso. Las pequeñas manchitas blancas se deben a leves microtraumatismos cerca de la cutícula, por gestos tan sorprendentes como meterse las manos en los bolsillos de unos vaqueros ajustados. En cambio, cuando hablamos de manchas blancas grandes, puede ser síntoma de insuficiencia renal o cirrosis.
9. Problema: Uñas mordidas (onicofagia).
Además de los problemas estéticos que ocasiona, morderse las uñas puede alterar la forma de los dientes o afectar a la salud ungueal: estas no crecen bien por el continuo mordisqueo al que son sometidas, y se crean microtraumatismos a lo largo de todo el lecho ungueal (la parte que se encuentra bajo las uñas), alterándose así su anatomía. También se ocasionan daños alrededor de la uña, pequeñas heridas que hacen que el dedo se inflame y duela.
En realidad, si seguimos una alimentación correcta, no haría falta tomar suplementos nutricionales para reforzar las uñas, el problema es que actualmente comemos mal: en ese caso la nutricosmética para cabello y uñas débiles puede ayudar. El calcio, que siempre se ha pensado interviene en la dureza de la uña, no tiene relevancia en la misma: en cambio sí la tienen las proteínas: hay que tomar la cantidad adecuada de las mismas para lucir unas uñas saludables.
No está probado que las lacas sean perjudiciales, aunque de usarlas demasiado y sin dejar respirar a la uña, esta puede mostrarse áspera, sin brillo y amarillenta debido a que los pigmentos de la laca penetren en la capa superior (dado que la uña está formada por capas). A su vez, los aceites para la cutícula y las lacas endurecedoras, pueden mejorar las calidades cosméticas de toda la zona, pero no otorgar fuerza o engrosar la uña misma. En cualquier caso es bueno utilizar productos hidratantes en piel y uñas (puede ser una crema de manos), porque suavizan, sobre todo, las cutículas."
¿Os ha parecido interesante el artículo? ¿Sufrís alguno de los problemas que en él se detallan?