No hace mucho subí una fotografía de una feria. Llevaba varios días fuera de casa y apenas me quedaba ropa ese día. Ya en sí tengo muy poca ropa, en general no soy de tener muchas cosas, soy minimalista. Sin embargo al poco de subirla a Facebook recibí una crítica en mi email de una mujer que me decía algo así como que mi ego había hecho que pusiera una foto en la que salía fatal. No sabía vestir para disimular mi peso y que la imagen que daba no se correspondía con lo que reflejaba en mi blog.
Mi primer impulso fue el de mandarla a freir espárragos, en serio. Me molesta que las mujeres se entretegan en criticar a otras mujeres por su imagen. Es todo un absurdo que las mujeres sean las que mantengan una maquinaria social que obligue a todas las mujeres a sentirse culpables por cómo actúan y cómo son.
Yo soy plenamente consciente de mi imagen y lo que proyecta y a día de hoy puedo decir que se convierte en una reivindicación. Soy la imagen de mujer fuerte, segura y en camino del empoderamiento.
Tienes la culpa de no estar guapa. De haber pasado demasiado tiempo arreglándote esta mañana. Estás gorda, o estás demasiado preocupada por tu cuerpo. No eres buena madre. Lo consientes demasiado. No le das nunca nada. Eres egoista. No paras de preocuparte por los demás y atosigarlos. Eres mala persona y mala compañera. Siempre eres una hipócrita que quiere caer bien a todos. Eres demasiado inconstante. Eres una obsesa de los estudios, la limpieza y la imagen. Eres desagradable. Eres falsa. Lo siento, no eres perfecta.
Olvidate de intentar agradar a todo el mundo. Deja de pedir permiso. Deja de pedir perdón por hacer lo que te apetece. La mayor pérdida de energía es intentar agradar a todos. Tenemos que ser las eternas cuidadoras, dulces, atentas, altruistas y nunca dejar nada de tiempo para nosotras. Cuidar a los demás de manera constante. No podemos decidir cuidar a los demás de 9 a 20 horas, tenemos que estar siempre disponibles.
Para impedir que salgamos del rol impuesto, la sociedad nos ataca con la mejor de las armas: la culpa. Nos sentimos culpables por no ser físicamente perfectas o ir perfectamente vestidas y arregladas. Nos sentimos culpables también si dedicamos demasiado tiempo a cuidarnos físicamente. Sin embargo muchas mujeres no disponen de ningún modo de ese tiempo para cuidarse.
Las mujeres tienen muchas más tareas asignadas que los hombres, si no de la familia que hemos creado, muchas veces de la familia que nos viene de serie. Estas tareas son tiempo, ese tiempo que va a parar a los demás y no a nosotras mismas. Esa falta de tiempo nos impide hacer cosas importantes para nosotras. Si decidimos hacerlas nos sentimos egoistas, por tanto culpables. Si no nos cuidamos nos sentimos mal, y baja nuestra autoestima.
El problema de autoestima de las mujeres es un problema de las mujeres, no de una sola mujer. Es fruto del funcionamiento de la sociedad y el cómo nos ha afectado a las mujeres. La sociedad nos marca que tenemos que ser bellas, jóvenes, siempre altruistas, dulces, emocionales… Y eso va erosionando nuestra autoestima. El mecanismo de la culpa funciona y es común a todas las mujeres.
Nos exigen ser siempre jóvenes, siempre guapas, siempre delgadas, siempre bien vestidas, dulces, altruistas, perfectas cuidadoras, y nunca es suficiente.
Gracias a una gran maquinaria de la culpa en televisión, Internet o en la publicidad esto se perpetúa. Personas perfectas, trabajadoras, siempre estupendas, con casas perfectamente decoradas y ordenadas. Todo ello responsabilidad de la mujer. Y al no cumplir con tan altos estándares, y no tener tiempo para cultivar nuestro cuerpo y nuestro espíritu aparece la falta de autoestima.
No sólo lo sufrimos nosotras, en otro modo los hombres también tienen que cumplir unos estándares sociales. A ellos se les exige ser fuertes, tener éxito en la esfera pública, no ser emocionales…
Pero para la mujer todo esto se complica por un gran demonio: la falta de tiempo. Se nos exige tanto que nos quedamos sin tiempo para nosotras mismas. Para participar en actividades públicas o cultivarnos.
Pero ¿cómo vamos a cambiar ésto si no tenemos tiempo para nosotras mismas?
- Tienes que ser consciente que no es un problema tuyo personal, sino que es cultural. Afecta a casi todas las mujeres.
- Entiende que los estándares que te exigen son inalcanzables. No puedes ser perfecta. Nadie es perfecto excepto unos pocos minutos en televisión, las revistas o en el blog.
- Tu tiempo es importante. Sin tiempo para ti, para cultivarte, para estar a solas contigo misma la autoestima se erosiona.
- No tengas miedo a estar sola. Es bonito estar acompañada, pero también sola se disfruta de muchas cosas. No trates de agradar a todo el mundo por miedo a verte sola, porque ni aun así conseguirás librarte de la crítica.
- No critiques a otras mujeres por no cumplir los estándares culturales. Ese es el mecanismo social de la culpa. No hagas perpetuar esta forma de entender a la mujer.
- Ser generosa es imprescindible, pero ser altruista todos los días durante todo el tiempo supone que todos los demás son más importante que tú misma. Si todo el tiempo lo dedicas a los demás, ¿cómo vas a cuidar de ti misma?
- ¿Recuerdas las indicaciones que hay en todos los aviones? En caso de emergencia primero ponte tú la mascarilla y sólo después pónsela a quien tienes a tu lado. Si tú no estás bien, no puedes ayudar de manera eficaz a los demás. Si te hundes tú lo harán los que dependan de ti. Por tanto primero cuídate tú y después cuida de los demás.
- El tiempo pasa para todos. No sólo pasa para tus hijos o tu familia, el tiempo también pasa para tí. Postergar siempre tus deseos y tus necesidades te pasa factura hoy y te pasará factura mañana, porque el mundo no va a pararse para que tú tengas más tiempo. El tiempo pasa siempre y para todos, incluida tú.
- No dejes que los demás te impongan tus reglas. Elige lo que sinceramente es importante para ti. ¿Qué es lo que valoras en los demás y no valoras en ti misma? Todos somos seres válidos.
No olvides nunca que tu autoestima es parte de una autoestima global. No eres la única con ese problemas. Todas de algún modo lo sufrimos. Algunas hemos decidido empoderarnos en un camino que no es fácil ni es rápido. Para empezar nos hacemos conscientes de todo ésto que nos sucede a todas.
Este post forma parte de un proyecto personal llamado “Ganar mucho con muy poco”. Te recomiendo que leas la historia de este proyecto. También escribo unas cartas personales los Lunes, con contenido diferente al del blog, si quieres recibirlas puedes suscribirte AQUÍ.